Urgente La jueza de la dana cita a declarar al jefe de la emergencia 15 meses después de la tragedia
Más dura será la caída

El gran misterio para Stefan Zweig

Jueves, 18 de septiembre 2025, 23:55

Hace más de ochenta años, en plena Segunda Guerra Mundial, Stefan Zweig dejó escrito en sus diarios: «Vuelvo a escuchar el Cuarteto Rosé. Y en ... medio de una preciosa obra tardía (el adagio del Opus 125) oigo el susurro de un pensamiento íntimo: ¿cómo puede ser que en un mundo donde existe algo tan hermoso, la gente se esté lanzando obuses en este mismo momento? Es una pregunta para la que no tengo respuesta y, sin embargo, para mí, mientras escucho estas notas celestiales, resulta más incomprensible que la misma muerte». La pregunta del escritor de 'Carta a una desconocida' y 'El mundo de ayer' sigue tan vigente como entonces. Un nuevo libro de José Antonio Marina, 'La vacuna contra la insensatez. Tratado de inmunología moral' explica la razón del lamento de Zweig: es posible porque nuestra inteligencia es, a un tiempo, 'milagro' de la evolución pero también una chapuza.

Publicidad

Es, por una parte, un prodigio evolutivo porque desarrolló un cerebro con un potencial extraordinario, creador además de una conciencia, una entidad interior, un 'yo' que nos hace autoconscientes, algo único entre todas las especies. Pero, por otra, también es una chapuza porque la evolución se limitaba a desarrollar 'parches', añadiendo funciones cognitivas y emocionales a medida que aparecían nuevas exigencias del medio (moldeador de nuestra mente mediante la selección natural). El resultado de todo ello es que nuestro cerebro ha generado una inteligencia sin igual en el mundo, pero al mismo tiempo esta posee una serie de deficiencias que la hacen propensa a 'infectarse de' muchos virus mentales, que son, citando al autor, «ideas que infectan y corrompen nuestra inteligencia, distorsionan nuestra memoria, sesgan nuestro juicio y nos vuelven vulnerables a la manipulación política, económica e ideológica».

Hay numerosos ejemplos de esos virus mentales, todos ellos perfectamente reconocibles hoy: nuestra credulidad ante la información falsa; nuestro deseo de sentirnos abrigados en un grupo (país, cultura, nación) aunque suponga generar odio y etiquetas deshumanizantes ante los ajenos al mismo; la facilidad con que ciertas emociones intensas son capaces de nublar nuestro juicio, como cuando actuamos en forma de masa... A partir de la definición de la inteligencia como el órgano que soluciona los problemas de forma eficiente, Marina incluye otro atributo esencial: de modo ético. En otras palabras, la inteligencia es lo que posibilita que podamos convivir en paz y prosperidad, pero solo en la medida en que las soluciones encontradas sean morales, porque de lo contrario, sin que lo impida el disfrute del arte más excelso, caemos en el caos y la destrucción, el gran misterio para Zweig.

«¿Cómo puede ser que en un mundo donde existe algo tan hermoso, la gente se esté lanzando obuses?»

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete a Las Provincias al mejor precio

Publicidad