Placer y aprendizaje con la lectura
Mientras Borges se enorgullecía de los libros que había leído, la 'inlfuencer' María Pombo sostiene que no pasa nada si alguien no lee
En el prólogo de su libro de poemas 'Elogio de la sombra' (1969), Jorge Luis Borges (Buenos Aires, 1899-Ginebra, 1986) nos dejó estas ... célebres palabras: «Que otros se jacten de las páginas que han escrito, a mí me enorgullecen las que he leído». Por su parte, la 'influencer' María Pombo (Madrid, 1994) afirmó el pasado verano a diversos medios, quizá agobiada por el calor: «No sois mejores porque os guste leer (...) No pasa nada si alguien no lee». Muchos usuarios en X y Tik-Tok interpretaron las palabras de Pombo como un «ataque a la lectura», acusándola de normalizar la ignorancia y frivolizar con algo esencial para la cultura y la educación.
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No soy neutral en esta confrontación. Borges quiso i fluirnos con poesías, relatos, novelas, ideas. María Pombo pretende que, aconsejados por ella, compremos ropa, calzados, accesorios... En mi caso, me ha sido de gran ayuda haber leído en la adolescencia a Galdós, Herman Hesse, Clarín, Capote, Virginia Woolf, Kafka, Octavio Paz, el propio Borges... Sin ellos, a buen seguro habría cometido más errores y torpezas en mi vida y sería una persona con menos recursos en las sobremesas.
W. Somerset Maugham . (Reino Unido, 1874-1965) consideraba que adquirir el hábito de la lectura y rodearnos de buenos libros «es construirnos un refugio moral que nos protege de casi todas las miserias de la vida». Adolfo Bioy Casares (Buenos Aires, 1914- 1999) nos emociona: «Parte de mi amor a la vida se lo debo a mi amor a los libros». Un aforismo de San Agustín vuela demasiado alto, pero es muy hermoso: «Cuando rezamos hablamos con Dios, pero cuando leemos es Dios quien habla con nosotros». María Pombo, entretenida en recomendar cosméticos, no participa en estos lances filosóficos.
Estos días he leído 'Resumen de mi vida' (Nórdicalibros, 2025), de Thomas Mann (Alemania, 1875-Zúrich, 1955). Mann describe su realidad en los años jóvenes con la precisión del gran escritor que era: «En mi estado de ánimo había una mezcla de indolencia, mala conciencia burguesa y la sensación de seguridad de tener en mi interior unos talentos latentes».
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Se lo pregunté a un gran amigo desde hace medio siglo. Ramón Navarro, uno de los campeones de Valencia de ajedrez más jóvenes de la historia, es contundente: «Nunca habremos leído lo suficiente». El cinéfilo e ingeniero agrónomo (por ese orden) Javier Baixauli (ya no está con nosotros, falleció en Alicante hace cuatro años) me confesó:
«Cuando leí las biografías de Vivien Leigh y Elizabeth Taylor, más que saber cosas sobre
ellas, supe cosas sobre mí».
La gran fotógrada Victoria García Pérez (una persona buena, buena) me regaló por mi
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cumpleaños una apetitosa colección de video-libros en torno a la figura de Cary Grant y sus películas. Hay algo divertido -también cruel- en el video-libro de 'Página en blanco' (Stanley Donen, 1960). Grant interpreta en ese film a un aristócrata engreído. Lord Rhyall (personaje de Grant) le dice a su mayordomo: «Sellers, ¿ha visto usted mi Biblia?». Sellers: «Me temo que la tengo yo, señor. Quería consultar una cosa». Rhyall: «Primero me coge usted mi Times, ahora me quita mi Biblia... ¡Esta democracia me va a volver loco!». Sellers: «Lo siento mucho, Milord. La volveré a poner sobre su cama».
Rhyall: «De todos modos... ¡Debería tener usted su propia Biblia!». Sellers: «Bueno... la
que usted usa es la mía, Milord».
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