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EFE
El estado de Valencia ciudad

La cuestión es que se vende todo

El precio de las viviendas en Valencia se puede decir que es salvaje pero el problema es que todo se compra, incluso casas con okupas donde no se puede ni entrar

Paco Moreno

Valencia

Lunes, 3 de noviembre 2025, 00:05

En un rato me contaron hace unos días hasta tres grupos de casas ocupadas ilegalmente en Benimàmet. Viviendas que no llegaron a ser ni estrenadas ... y que en el interés de conseguir los últimos permisos, presumo, fueron víctimas de esta lacra que va minando numerosos barrios y pueblos de Valencia.

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Está claro que la vivienda es un problema por su precio disparado pero la cuestión es que se vende todo. El año pasado fue noticia de que la más cara de la ciudad era un ático en la zona de la Alameda. Nada más y nada menos que 8,6 millones de euros. Pincho para comprobar si sigue el anuncio. Ya no está, ha desaparecido.

Es decir, que o se han arrepentido de la venta o ya la han culminado. Ahora la más cara en la plataforma más conocida es otro ático por 4,7 millones, en el barrio de La Xerea, en pleno centro del Cap i Casal.

¿Y el más barato? Un piso en las Casitas Rosa, en el barrio de la Malvarrosa, que sale por 49.000 euros. A reformar, claro. Les ha faltado poner en el anuncio que el Ayuntamiento les está dando vueltas a cuántas fincas de esos bloques derriba, debido a su avanzado estado de degradación y, añado, los problemas de inseguridad ciudadana que causan.

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Al menos no está ocupada ilegalmente, lo que ocurre con algunos de lo que aparecen unas líneas más abajo, en este caso en el mercado de Torrefiel. También en Fuensanta. Precios económicos, claro, aunque no se puede visitar para conocer el estado del inmueble. Lamentable, adelanto a los interesados.

Y aún así se venden. En la misma conversación sobre Benimàmet, una de las presentes señala que una conocida está interesada en comprar una antigua villa, de esas que recaen al actual trazado del metro y antaño eran vecinas de las vías del tren. El palacete está ocupado ilegalmente, asegura.

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Pero se venderá, añado. Todo se vende, con lo que ya no entiendo nada. Según uno de los últimos informes del Observatorio de la Vivienda, sólo se habían identificado 91 viviendas de nueva construcción, lo que fue tachado de «estadísticamente irrelevante y urbanísticamente alarmante».

Es eso o bucear en el mercado de segunda mano teniendo en cuenta que lo retro puede quedar muy bien en una pieza de mobiliario, pero cuando se trata de una cocina de «cuéntame» cubierta de grasa y polvo el asunto pierde glamour.

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El Ayuntamiento no para de insistir en que tiene en marcha numerosas promociones propias y de vez en cuando sale la noticia de una permuta de solares a cambio de edificios acabados. O ejerce el derecho de tanteo, por ejemplo. Todo eso me lo creo, incluso el esfuerzo. Pero no parece suficiente.

Dice la Universitat de València en las conclusiones de una jornada que hizo sobre la dana que la solución a la tragedia que hemos padecido debe tomarse con una visión metropolitana. Añado lo mismo para el problema de la vivienda. Valencia se quedó pequeña hace años para darle salida a tanta demanda como hay, que acaba comprando pisos en la quinta planta sin ascensor después de pasar por varias con ocupaciones ilegales.

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Vale, igual exagero un poco pero la cuestión es grave. La solución está en crecer en territorio fuera del municipio de Valencia, aunque no da muchas esperanzas el plan presentado la semana pasada sobre las inversiones de Ferrocarrils de la Generalitat. A pesar de la lluvia de millones, buena parte para Alicante, no encuentro de momento ningún motivo de alivio para las decenas de miles de personas que cogen todos los días el coche para trabajar o estudiar en la capital, con una paciencia infinita por los atascos.

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