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Belvedere

La izquierda desencantada

Andrés Trapiello y Félix Ovejero, dos representantes de la socialdemocracia clásica que se han ido alejando de un PSOE radicalizado y populista

Pablo Salazar

Valencia

Viernes, 31 de octubre 2025, 23:29

En el prólogo de 'Próspero viento', Andrés Trapiello (Manzaneda de Torío, León, 1953) relata brevemente su trayectoria política y cómo ha ido cambiando de partido ... a la hora de votar en las sucesivas elecciones generales. Comenzó apoyando -en el 77- al PCE, no en balde había militado en la Joven Guardia Roja, de donde lo expulsaron con veintiuno o veintidós años. De ahí se pasó al PSOE, al PSOE de Felipe González. Y se mantuvo fiel a estas siglas hasta los escraches que organizaron los socialistas tras los atentados islamistas del 11-M de 2004 y que consiguieron dar la vuelta al resultado previsto, aupando hasta la presidencia a Rodríguez Zapatero. De aquella etapa, del trasvase del PCE al PSOE, recuerda especialmente los diez primeros años, «los más hermosos e ilusionantes que haya conocido España en toda su historia». Tras abandonar la causa socialista transitó por UPyD (el partido de Rosa Díez y Fernando Savater) y por Ciudadanos. Uno de cuyos fundadores había sido el profesor Félix Ovejero, que acompañó a Trapiello el jueves en la presentación del libro en el Casino de Agricultura, organizada por la fundación 'El secreto de la filantropía' que preside Luis Trigo. Finalmente, explica el escritor leonés,»cuando un nuevo Psoe (lo escribe así, con la mayúscula únicamente en la P) ya había gobernado con los comunistas, indultado a los golpistas catalanes y pactado en Navarra con los ex terroristas de Eta (idem), y Ciudadanos había dejado también de tener relevancia», votó por el PP. Ovejero seguramente no habrá llegado a ese punto, a meter en el sobre la papeleta encabezada por Feijóo, pero con toda seguridad ya no vota al PSOE aunque sigue declarándose como un hombre de izquierdas. De hecho, participa en el proyecto de Izquierda Española, un partido de reciente constitución que trata de superar los vicios que poco a poco han ido distorsionando y contaminando eso que algunos llaman «el progresismo» español. Que no tiene nada de progresista -¿acaso hay algo más reaccionario que los nacionalismos, a los que da alas el PSOE sanchista, y las identidades- y muy poco de español. Trapiello y Ovejero, en fin, son dos representantes de la izquierda desencantada. Socialdemócratas de manual que han sufrido la evolución y degeneración del proyecto felipista y que ya no se sienten representados por unas siglas que pactan con Bildu, ERC y Junts, que han tenido como secretarios de Organización a Ábalos y a Santos Cerdán y cuyo secretario general acude al senado a mofarse de los representantes del pueblo soberano.

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