Futuro metropolitano de Valencia
Escribano da en el clavo, la expansión de la ciudad tiene que dirigirse hacia el Noroeste (pista de Ademuz), pero a ver quién es capaz de coordinar a los ayuntamientos
Ha estado oportuno -como en él es habitual- el arquitecto y urbanista Alejandro Escribano, el padre del Plan General de Ordenación Urbana de Valencia. Que ... si un día se decide a escribir sus memorias acabará con algunos de los mitos que se han institucionalizado en esta ciudad. En la presentación del 'Informe de la vivienda en la provincia de Valencia. Factores de oferta y demanda que tensionan el mercado de la vivienda', elaborado para Cámara Valencia, volvió a explicar lo que es una realidad tozuda que nadie parece querer asumir. Primero, que Valencia ciudad no puede crecer más, que la protección de la huerta, el nuevo cauce y el parque natural de la Albufera, constriñen un término municipal insuficiente para acoger a todos los vecinos que quieren vivir en él. Y segundo, que la única posibilidad se encuentra hacia el Noroeste, es decir, en el eje de la pista de Ademuz. Las necesidades de vivienda van mucho más allá de lo que puedan aportar todos los PAIs en tramitación y/o ejecución. Por tanto, no hay más solución que pasar de lo local a lo metropolitano. El problema, claro, es quién asume esa tarea. El experimento del Consell Metropolità de l'Horta fracasó porque se convirtió en una herramienta política para limitar la influencia del Ayuntamiento de Valencia, que en 1991 había caído en poder de Rita Barberá y no volvería a manos de la izquierda hasta 2015. Pero es evidente que hace falta una visión que vea más allá de las cruces de término pero que a la vez tenga en cuenta la capitalidad de una urbe de 800.000 habitantes. No se trata tanto de crear nuevos organismos como de coordinar a las administraciones. No puede ser que cada ayuntamiento haga la guerra por su cuenta, planifique su polígono industrial, con o sin demanda de suelo, y pretenda resolver por sí solo un problema de la vivienda que afecta a todas las poblaciones. ¿O acaso no se ha disparado el precio de los pisos en Alboraya o Mislata, por poner los dos casos más claros, debido a su proximidad al cap i casal? Es a la Generalitat a quien correspondería esa labor de coordinación entre consistorios de distinto signo político a los que une el destino común del área metropolitana. Pero pedir a la Generalitat que ahora mismo, con lo que tiene encima de la mesa, se ocupe de algo así sería tanto como exigir al ministro tuitero y de las redes sociales, el ínclito Óscar Puente, que atendiera y acabara con los retrasos de los trenes en lugar de estar pendiente de lo que hace, dice o dejar de hacer y decir Ayuso. Un imposible. Lo suyo no es el tráfico ferroviario aunque cobre como ministro de Transportes.
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