IRENE MARSILLA

Deslegitimar a la derecha

La izquierda vuelve a evidenciar su atormentada relación con la democracia, un sistema que le vale cuando gana las elecciones, no si las pierde

Pablo Salazar

Valencia

Jueves, 27 de noviembre 2025, 23:36

Sabido es que la izquierda española tiene un problema con la democracia. El sistema de «un hombre, un voto» les vale cuando ganan, no si ... pierden. Si es la derecha quien se impone en las urnas, surgen los análisis y los discursos que hacen ver que los votantes de estos partidos son personas incultas o que se guían únicamente por su interés personal. Y a partir de la derrota viene la búsqueda de atajos para alcanzar el poder, con elecciones o sin ellas. Pedro Sánchez ya nos demostró que la manera de llegar a la Moncloa no pasa necesariamente por el respaldo del pueblo soberano sino por un pacto contra natura basado en la manipulación de una sentencia. Pero no fue el primero en valerse de factores externos o de circunstancias sobrevenidas y ajenas al proceso electoral para auparse al poder. Zapatero (siempre Zapatero, no lo olviden) no hubiera sido presidente en 2004 sin las bombas islamistas en Atocha. Tan aficionado como es a la Guerra Civil, sin duda conocía la historia de la Revolución de 1934, el verdadero comienzo de la contienda, cuando los socialistas -que se negaban a aceptar que gobernara la derecha en un régimen que soñaban con que acabara sovietizándose- se levantaron en armas contra el legítimo Gobierno de la República. Fracasaron y algunos de sus líderes fueron juzgados y encarcelados por rebelión, aunque posteriormente el Frente Popular los amnistió. ¿A qué les recuerda esta historia? Memoria «democrática» para todos. Ahora, en la Comunidad Valenciana asistimos a un nuevo episodio de la serie 'La izquierda trata de deslegitimar a la derecha'. El resultado de las urnas en 2023 ya no les importa. ¿Cómo les va a importar si perdieron la Generalitat? Los que ayer gritaban, a las puertas de Les Corts, «Llorca y Mazón, la misma mierda son», dudo mucho que fueran familiares de las víctimas de la dana. En esas protestas se cuelan muchos activistas de los partidos, sobre todo de Compromís, que para estos asuntos se maneja mejor que el PSOE. Los portavoces de las formaciones que niegan la legitimidad de Pérez Llorca para suceder a Mazón no hacen más que continuar una tendencia histórica que retrata a la izquierda y que evidencia su difícil relación con el sistema democrático. Por eso mismo les cuesta condenar las dictaduras cuando son de izquierdas. Y por eso no tienen el menor problema en pactar con comunistas, nacionalistas, separatistas golpistas y herederos políticos de ETA a la vez que imparten lecciones de pureza democrática porque el PP se sienta a negociar con Vox. Qué hipócritas.

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