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JESÚS MONTAÑANA

Menos agentes, más barrenderos

Por Valencia no se ve a la policía patrullar a pie las calles; en contraposición, ha aumentado el personal de limpieza, aunque las necesidades son cada vez mayores

Pablo Salazar

Valencia

Miércoles, 24 de septiembre 2025, 23:56

Fue en la etapa de Juan Cotino como concejal de Seguridad Ciudadana, con Rita Barberá en la Alcaldía, cuando se puso en marcha lo que ... se llamó «policía de barrio». Un buen invento con más discurso y propaganda que medios humanos y materiales. El objetivo estaba bien definido: que los agentes paseen las calles, a ser posible siempre la misma zona, de tal forma que sean reconocibles, que los vecinos y los comerciantes los identifiquen con facilidad y que de este modo se sientan más seguros. La idea era buena y funcionó, aunque en realidad eran pocos los efectivos destinados a este cometido. Desde entonces, mediados de los noventa, la Policía Local ha envejecido, ha perdido efectivos y, con ello, presencia en la vía pública. Al anterior alcalde -de cuyo nombre ya casi me he olvidado- no le interesaba el cuerpo policial, le debía de parecer un residuo tóxico procedente del franquismo. Por lo que no le prestó atención y apenas destinó inversiones a su mejora. Si sumamos todos los miembros de la Policía Nacional, la Guardia Civil, las policías locales, la Ertzaina y los Mossos d'Esquadra, en España disponemos de unos 250.000 agentes. Que no son pocos. Si añadiéramos los militares alcanzaríamos una cifra muy superior a los 300.000. (Pensar en que los soldados participen en la vigilancia de las calles en nuestro país es una utopía, aunnque en Francia, sin ir más lejos, es una imagen habitual cuando la situación lo requiere, bien sea por una amenaza terrorista o un gran evento, como los Juegos Olímpicos de París). En cualquier caso, sería deseable una mayor presencia de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad -estatales y locales- en el día a día de los ciudadanos, aportando tranquilidad y sensación de orden y control. Algo que sólo se puede conseguir con un incremento de las plantillas. Si se quiere, se puede, aunque para hacerlo haya que pensar en reducir la partida de otras concejalías. Con la limpieza urbana se ha hecho. En este caso, mediante una negociación con las contratas municipales para que aumenten el personal que limpia las calles, los barrenderos. Es perceptible que hay más, lo que no significa que la ciudad esté limpia. Hay mucho más turismo, más Erasmus, más eventos, más movilidad, y eso se nota en la suciedad, especialmente en el centro. Pero el esfuerzo por solucionarlo es evidente. Es el mismo que hace falta para volver a ver a los agentes de la Policía Local patrullando las calles, no basta con verlos pasar en los coches. No hay que inventar nada, simplemente recuperar la idea de la policía de barrio.

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