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SUR

Cuando la educación se queda en el reservado

Corea del Sur restringe la universidad a alumnos con antecedentes de acosadores. Otra forma es exigir responsabilidades sobre lo que sucede en las aulas

PABLO ROVIRADELEGADO DEL PERIÓDICO MAGISTERIO EN LA COMUNITAT

Lunes, 24 de noviembre 2025, 23:23

Dos noticias de la semana. La mitad de los escolares con autismo padecen acoso escolar, según lo revelado en la VI Conferencia Estatal sobre Educación ... y Autismo. Otra: Universidades de Corea del Sur rechazan a candidatos brillantes por tener 'antecedentes' educativos como acosadores. Dos noticias que no tienen nada que ver, hasta que los juntamos en este artículo. Como tampoco se relaciona el suicidio del pasado mes en un centro de Sevilla asociado con este tipo de situaciones de desamparo en el colegio.

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Insisto, nada tienen que ver como tampoco una gota de agua con otra hasta que juntas y desaforadas se convierten en torrente. Es un goteo constante que erosiona algo, en principio, tan esencial como que los colegios son espacios seguros para los niños. Sí hay una diferencia: mientras estas noticias hablan de lo que pasa, lo del país asiático informa sobre cómo se reacciona.

¿Una medida así sería trasladable a España? No lo parece y más cuando el acceso universitario se rige exclusivamente por las calificaciones. No entran en juego otras opciones, que se dan en países diversos, como el resto del currículo del candidato, una entrevista personal o pruebas específicas ajustadas a los estudios en concreto para los que aspira. Es un modelo de acceso automatizado que para muchos es justo porque comparar dos cifras es inmediato e inapelable: el uno es menor que el dos; el nueve es mayor que el ocho.

Así que no parece que sea algo a importar de manera evidente. Tampoco porque en eso de los antecedentes de menores, aunque no desaparecen con la mayoría de edad como muchas veces se piensa, sí tienen una consulta muy restrictiva como para que vayan circulando de universidad a universidad.

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Lo anterior no quita para que el debate, más allá de la medida concreta, se dé: las consecuencias de acosar a otro en el colegio. Las tiene, claro que las tiene, y precisamente por eso en ocasiones el procedimiento de convivencia se iguala en garantista con el penal, por mucho que priorice las acciones educativas correctoras.

No obstante, no hay que confundir la respuesta penal con la educativa. En los centros es muy difícil guardar el equilibrio entre el derecho del alumno, aunque se demuestre acosador, a su educación, las medidas para proteger a la víctima y el sigilo propio de las cosas de menores en una microsociedad, como un colegio, en el que todo se acaba conociendo. Así, no tengo claro que sea en el ámbito educativo en el que se plantee una especie de endurecimiento de penas, porque no le corresponde, y su complementariedad con la justicia está en diseñar e implementar las medidas educativas que corrijan esas conductas.

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En cambio, hay dos espacios en los que avanzar para combatir el acoso escolar, el cual debería dejar de entenderse como una cosa entre críos. El primero, ya he insistido en esta tribuna, es la priorización de la víctima. El segundo, la responsabilidad solidaria del sistema. El acoso no puede darse en las narices de los adultos y excusarnos en que no nos dimos cuenta. Los centros, la Administración, no debería escudarse en su 'ventorro'. A veces uno construye su reservado sin cobertura.

Así, la medida publicada sobre las universidades de Corea del Sur supone que el acosador arrastra su acoso en el tiempo, que, de manera figurada, insiste en esa solución escolar del olvido por la que la institución permanece y los niños pasan y crecen sin permanecer. Una escuela también puede tener antecedentes, aunque no tenga consecuencias. Porque cada vez que el sistema se queda en su reservado, alguien queda a la intemperie.

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