Urgente Largas colas en la V-30 entre Mislata y Vara de Quart en la mañana de este viernes

Envejecimiento exitoso

La evidencia científica y la experiencia clínica confirman que una persona con discapacidad puede vivir una vejez rica y autónoma si cuenta con apoyos adecuados

MIGUEL GERMÁN BORDA

Miércoles, 3 de diciembre 2025, 00:10

Cada Día Internacional de las Personas con Discapacidad nos recuerda que el bienestar no se mide por la ausencia de enfermedades, sino por la calidad ... de vida que logramos preservar. En el debate sobre la vejez persiste la idea equivocada de que envejecer con éxito significa no presentar problemas de salud. Sin embargo, la gerontología contemporánea ha redefinido este concepto. Hoy sabemos que muchas personas mayores viven con una o varias condiciones crónicas que, cuando están bien controladas, no afectan de manera significativa a su bienestar o calidad de vida.

Publicidad

La Organización Mundial de la Salud enfatiza justamente este punto: lo fundamental es sentirse acompañado, mantener vínculos significativos y poder vivir de acuerdo con los propios valores. En este sentido, la discapacidad no constituye un impedimento para disfrutar de una vejez plena.

La sociedad envejece, y lo hace a gran velocidad. En España, casi una de cada cinco personas supera ya los 65 años, y las previsiones demográficas indican que este porcentaje seguirá creciendo en las próximas décadas. Vivimos más años, sí, pero el desafío real es vivirlos bien. Asegurar una buena calidad de vida en la vejez -evitar la dependencia, prolongar la autonomía y disfrutar de un bienestar pleno- se ha convertido en una de las grandes prioridades sociales de nuestro tiempo.

En este contexto, surge una pregunta que todavía inquieta a muchas familias: ¿puede una persona con discapacidad tener un envejecimiento exitoso? La evidencia científica y la experiencia clínica responden con rotundidad: sí. La discapacidad, por sí misma, no limita la posibilidad de vivir una vejez rica y autónoma. Lo que realmente determina esa trayectoria es la calidad del entorno y de los apoyos disponibles. Las personas con discapacidad envejecen como cualquier otra donde existen servicios inclusivos, acompañamiento social y un entorno accesible.

Publicidad

La OMS define el envejecimiento saludable como el proceso de mantener la capacidad funcional que permite el bienestar en la vejez. Esta capacidad implica poder satisfacer necesidades básicas, tomar decisiones, estar activo, mantener relaciones y contribuir a la sociedad. Depende tanto de la capacidad intrínseca de la persona como del entorno en el que vive y de la interacción entre ambos.

Sin embargo, para que esa posibilidad de envejecer saludablemente sea real, deben cumplirse ciertas condiciones. Tal como muestra la experiencia clínica y social, muchas personas con discapacidad -física, sensorial, intelectual o psicosocial- pueden envejecer de manera plena cuando cuentan con apoyos adecuados, entornos accesibles, servicios de salud inclusivos y redes familiares y comunitarias que acompañan el proceso. No se trata solo de vivir más: se trata de vivir con dignidad, seguridad y participación.

Publicidad

Los apoyos adecuados transforman el envejecimiento. A este reto se suman factores que pueden mejorar significativamente la experiencia del envejecimiento. La autodeterminación, es decir, la capacidad de la persona para tomar decisiones sobre su propia vida, es clave para mantener la autoestima y el sentido de propósito. Las tecnologías de asistencia abren puertas que hace una década parecían cerradas: sillas de ruedas adaptadas, dispositivos de comunicación alternativa y muchas otras soluciones que amplían la autonomía. A todo ello se suma la importancia de los hábitos de vida saludables: actividad física adaptada, buena nutrición y el manejo emocional, son claves.

Este cambio de mirada no surge solo de la evolución científica, sino de un compromiso internacional con la dignidad. La Convención de Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad recuerda que la discapacidad forma parte de la diversidad humana y que toda persona tiene derecho a un envejecimiento con calidad, libres de discriminación y con igualdad de acceso a servicios, oportunidades y participación comunitaria. En una sociedad que envejece tan rápido como la nuestra, garantizar ese derecho es una cuestión urgente.

Publicidad

La realidad demográfica nos obliga a replantearnos cómo queremos envejecer como sociedad. Y esto incluye garantizar que todas las personas, independientemente de sus capacidades, reciban los apoyos necesarios para vivir una vejez significativa. Porque, al final, lo que determina un envejecimiento exitoso no son las enfermedades ni es la discapacidad en sí misma, sino las oportunidades a las que pueden acceder las personas. Un entorno inclusivo, accesible y comprensivo es la base para que cada persona -sin excepción- pueda construir una vida plena en su etapa más madura.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete a Las Provincias al mejor precio

Publicidad