El Certamen Internacional de Bandas de Música «Ciudad de Valencia», el más antiguo y único en Europa, de enorme prestigio y punto de referencia obligado ... en cualquier lugar del mundo por su proyección cuando se habla de música de bandas, levantó ayer el telón de sus audiciones en el Palau de la Música, encandilando y emocionando al auditorio, que premió con fuertes ovaciones cada una de las actuaciones.
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Por otro lado, cabe destacar que los nostálgicos aseguran que el certamen ha perdido mucho de su sabor más íntimo; un sabor que debemos incluir en ese inmenso cajón de pérdidas que trajo consigo la llegada de nuevos tiempos, y que aún permanece en la cercana memoria. Especialmente, el recuerdo de las audiciones en la plaza de toros, donde se congregaban grupos de aficionados y seguidores de las bandas exhibiendo pancartas de exaltación de sus agrupaciones bandísticas.
Escuchar las interpretaciones desde el tendido del coso taurino de la calle Játiva tenía su encanto y su propio rito, sobre todo a la hora de la cena, marcada por el descanso del certamen. Unos lo hacían en bares cercanos, caso del conocido Los Toneles, y otros daban buena cuenta de bocadillos en el propio tendido, entre jugosas conversaciones en las que, en ocasiones, participaban compositores como Asins Arbó, Adam Ferrero o Rafael Talens, entre otros maestros de prestigio.
Lo que no ha cambiado en el mundo bandístico es que las bandas de música han sido y continúan siendo un elemento imprescindible en toda actividad cultural y festiva de nuestros pueblos. Las más de 500 sociedades musicales federadas forman parte de nuestro valiosísimo patrimonio cultural. No debemos olvidar que, tanto antaño como ahora, la asociación continúa siendo un centro de convivencia e interrelación vecinal de los municipios, sin dejar de lado su fundamental función educativa, prácticamente gratuita.
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