El próximo día 13, el mundo fallero, representado por sus presidentes reunidos en asamblea en el hemiciclo del Ayuntamiento, volverá a vibrar de júbilo cuando ... la alcaldesa, María José Catalá, abra los sobres que contienen la decisión de los jurados y proceda al nombramiento, vía telefónica, de las falleras mayores de Valencia 2026, la llamada más esperada.
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Cada año este sencillo acto despierta un gran interés, ya que, como es sabido, el mismo jurado es el que selecciona a las aspirantes a las cortes y a las falleras mayores de Valencia. Su veredicto, únicamente en lo relativo a las cortes de honor, se dio a conocer el pasado 27 de septiembre en el novedoso Roig Arena. Desde ese momento siempre se impone el silencio hasta que la alcaldesa nombre a las falleras mayores de Valencia, que, por otro lado, deberían estar ya elegidas de acuerdo con la filosofía que motivó el cambio a siete jurados y la obligación de que estos guarden sus nombres. Una prudencia altamente arriesgada, pues puede verse truncada por alguna filtración. Hablamos de 15 días de espera hasta la llamada.
¿Qué puede suceder en este tiempo? Lo deseable es que no ocurra nada, que se imponga el mutismo. Pero también cabe la posibilidad de que haya filtraciones, se arme un gran revuelo y se comience a señalar responsables a vuelapluma.
Se cumplen 45 años de la primera elección democrática de una fallera mayor de Valencia, en 1980 entre las trece señoritas que componían la corte de honor y otras tantas infantiles. Los nombramientos recayeron en Carmen Dolz Adell y en la niña Laura Carsí Vaello. De justicia es recordar que la propuesta se debió al fugaz alcalde Martínez Castellano, proyecto que ratificó la Asamblea de Presidentes y que sigue vigente, aunque con matices.
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