Al principio pensé que Villarejo era un tipo peculiar, que actuaba solo y que encarnaba el papel de un expolicía de otros tiempos, acostumbrado a ... modos usados en la dictadura. Como un Torrente real, pero sin la gracia ni la cutrez de aquel. Quizás era la imagen que algunos pretendían que tuviéramos de él, concentrando las cloacas del Estado en la persona de un tipo un tanto bizarro. Un viejo halcón, nostálgico del antiguo régimen, donde podía campar a sus anchas y usar métodos inconfesables sin dar explicaciones a nadie. El lobo solitario de las cloacas.
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Sin embargo, mientras vamos conociendo datos de los presuntos manejos de Santos Cerdán, de sus acólitos en el PSOE, y de la 'fontanera' Leire Díez, podemos radiografiar esas cloacas al servicio del poder, del que sea, del que ocupe la cúspide de la pirámide en cada momento. Al parecer, los únicos que sobrevivirán a un desastre nuclear serán las cucarachas y los bichos que pululan por las cloacas del Estado. Tal vez sean lo mismo.
Por lo que sabemos, la 'villareja' Díez no solo intentaba obtener trapos sucios de quienes investigan corruptelas en el entorno del PSOE sino también de aquellos a quienes se puede extorsionar para conseguir los fines de la Moncloa. Eso se deduce de las informaciones publicadas en estos días sobre su papel en la OPA del BBVA sobre el Sabadell. Al final, no logró su propósito porque los del banco chico se negaron, pero se reunió alguna vez con sus responsables para ofrecerles informaciones comprometidas del gigante que intentaba comérselo.
Era lo que pretendía el gobierno desde que se supo el interés de los vascos sobre la entidad catalana. En ese contexto, se hace difícil considerar, como en el caso de Villarejo, que la 'fontanera' actuara 'motu proprio' y sola. Y, aun en el supuesto que así fuera, lo que evidencia ese comportamiento es que le resultaba rentable su labor coprófaga, esto es, recopilar materia fecal y sacarle rédito. En su caso, económico -pidió un millón de euros por sus informes de cosas feas-, pero, si se confirma que actuaba por encargo, también político.
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Si ella vende es porque alguien compra. No fue el caso del Sabadell, según cuentan quienes saben de eso, pero sí ha debido de serlo en otros supuestos. También en la etapa final del felipismo se hablaba de la «guerra de dossieres» que continuaron con Zapatero y hasta con Cospedal, la operación Kitchen y vete tú a saber. Así pues, lo más curioso es verles ponerse exquisitos cuando pillan al oponente. Ahora que está de moda, solo es un mero transplante de materia fecal.
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