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EP

De líneas rojas y demás

La declaración de Maribel Vilaplana ante la jueza de Catarroja es la enésima cita clave a lo largo del último año para el futuro de Mazón. Y ya van unas cuantas...

JC. Ferriol Moya

Valencia

Domingo, 26 de octubre 2025, 00:04

Tenemos nueva línea roja para Mazón! Esta vez es Maribel Vilaplana y su declaración ante la jueza de Catarroja el 3 de noviembre. Antes lo ... fueron el congreso nacional del PP, la cumbre del PP europeo en Valencia, las Fallas, las Hogueras, la Magdalena, el pasado por agua 9 d'Octubre y, en pocos días, la conmemoración del primer aniversario de la riada. Al jefe del Consell se le vienen poniendo líneas roja, fechas límite y barreras infranqueables que, vaya por donde, al menos hasta la fecha viene superando. La declaración de Vilaplana viene rodeada de todo el morbo que da la justificación: se trata de la periodista que comía con el jefe del Consell el día de la dana. Vilaplana escribió una carta pública hace varias semanas y a partir de ella, o a pesar de ella, las acusaciones han venido reclamando que la jueza le tome declaración. Que ésta no hubiera querido hacerlo hasta la fecha y que, en cambio, la Audiencia de Valencia le obligue a hacerlo es, probablemente, el meollo de la cuestión. Porque puede suponer el paso previo definitivo para que la jueza eleve exposición razonada al TSJ en la que pida la imputación del president -que es lo que parece pretender desde el principio- o dejarle definitivamente sin argumentos para seguir sembrando la sospecha sobre la responsabilidad penal (que es la única que juzgan los tribunales) de Mazón. Mientras se resuelve ese caso, otros personajes han ocupado esta semana la primera página de los medios. El presidente de la Diputación, Vicent Mompó, es otro de las referencias clave, unido obviamente a la situación política del jefe del Consell. Los mismos que en su día se tomaban poco menos que a broma al líder provincial de los populares son los que ahora lo elevan en una carrera, la de eventual sucesor de Mazón, en la que Mompó sabe que no le interesa estar (sin que eso implique que no vaya a jugar un papel clave en los próximos meses, pase lo que pase).

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Vicente Barrera se sumó este jueves a esa nómina con su designación como líder provincial de Vox Valencia en sustitución de Ignacio Gil Lázaro. No puede haber dos perfiles políticos más distintos, aún perteneciendo a una misma formación política. Porque los más de 40 años de dilatada trayectoria política del segundo contrastan con la relativamente cercana (2023) incorporación del primero a unas listas electorales. Formalmente, Barrera dirigirá Vox en la provincia de Valencia, aunque admita pocas dudas el hecho de que las decisiones trascendentales, e incluso las anecdóticas, en ese partido -y las encuestas dicen que la fórmula funciona- se toman en la calle Bambú.

Si desbordamos (como se dice ahora) los límites de la Comunitat Valenciana, la intervención de la portavoz de Junts en el Congreso, Miriam Nogueras, y el aviso que le lanzó a Pedro Sánchez con ese lastimoso juego de palabras («igual hay que dejar de hablar del cambio de hora, y empezar a hablar de la hora del cambio») ha animado la política nacional, como si el partido de Puigdemont estuviera dispuesto a hacer caer al presidente del Gobierno. Como si alguno de nosotros ignoráramos que Sánchez hará lo que sea para seguir en el cargo. Y si Puigdemont le pide las competencias en inmigración, se las regalará con lazito con cuatribarrada incluida.

Y acabaremos con María Guardiola, presidenta de Extremadura, y decidida, dicen, a adelantar elecciones en su CCAA por el rechazo de Vox a los presupuestos. Guardiola tendrá encuestas, seguro, que le dicen que el secretario general del PSOE extremeño, Miguel Ángel Gallardo tiene lo que mi admirado Pepe Soto definiría como un «problema gordo». Ay, las encuestas...

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