Pérez Llorca quiso dejar claro en su discurso que comenzaba una nueva etapa. Lo demostró cuando, sin rodeos, explicitó que lo primero que iba a ... hacer como presidente es pedir disculpas a los familiares de las víctimas en nombre de la Generalitat. Un gesto de gran relevancia porque era un portazo a la etapa interior y, a la vez, la demostración de que quiere imponer otro talante. De hecho, desde el estrado se mostró con las esencias de un alcalde -con las cosas buenas que eso tiene-, huyendo de la confrontación y con un tono plano, incluso cuando intenta ser reivindicativo, que ayudará a rebajar la tensión que rodea el ámbito político valenciano desde hace meses. No hubo novedades, eso sí, en las cesiones previstas a Vox; ni en la postura enrocada de la oposición; ni en las opciones para lograr acuerdos unánimes. Todo ello pasó, en cualquier caso, sin Mazón en su escaño y sin mencionarle ni una vez en su intervención. Sólo hubo un mero apretón de manos cuando todo acabó. Otro gesto intencionado que augura cambios. De un sorbo y sin azucarillo.
Suscríbete a Las Provincias al mejor precio
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión