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Iluminar valencia

La interacción entre luz artificial y arquitectura realza la singular belleza de los grandes monumentos y revaloriza la iconografía de la metrópoli mediática

JAVIER DOMÍNGUEZ, ARQUITECTO

Viernes, 14 de noviembre 2025, 23:49

Cada día cuando cae la noche, el firmamento oscurece dulcemente mostrando la inconmensurable belleza de la atmósfera solar, el universo y sus resplandecientes cuerpos siderales, ... para deleite de los amantes de la astronomía.

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La cosmovisión aristotélica anticipa el valor cultural, científico, medioambiental y estético de la bóveda celeste, que la literatura modela en todas las civilizaciones y épocas desde la más remota antigüedad.

Al gran poeta bengalí Rabindranath Tagore se deben frases icónicas, como «Si lloras porque no puedes ver el sol, las lágrimas no te dejarán ver las estrellas», una alegoría que invita a vencer el dolor y mirar con optimismo hacia adelante.

Hace más de una década, la alcaldesa Barberá fue objeto de críticas por su plan de alumbrado público

Para superar la oscuridad, las ciudades comenzaron a iluminarse con lámparas de aceite hasta que en el siglo XIX implantan el alumbrado público de gas. En Valencia la encargada de ello es la fábrica de Gas Lebón y, siendo alcalde el marqués de Campo, es la Glorieta el primer espacio urbano en disponer de farolas.

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Los grandes descubrimientos de Michael Faraday (inducción electromagnética, electroquímica), Thomas Edison (bombilla incandescente)... facilitan la aparición de las primeras redes eléctricas consolidándose el alumbrado nocturno.

Su invención conlleva un enorme cambio sociológico al permitir prolongar la actividad laboral, fabril, comercial y lúdica tras la puesta de sol. Las ciudades prodigan una variada oferta de diversión -cabarets, pubs, cafés-teatro, discotecas, terrazas, clubs...- que llenan de animación, romanticismo, entretenimiento y encanto sus noches.

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Muchas capitales refuerzan su imagen noctámbula poniendo en valor su patrimonio arquitectónico recurriendo a la iluminación artística de sus principales monumentos y a cada vez más sofisticados espectáculos de luz y sonido.

Francia celebra en 1918 el Armisticio iluminando la catedral de Estrasburgo y en 1937 durante la Exposición de París tiene lugar el 'Tour de la Lumière'. Años después, en 1952 el 'château de Chambord' representa un pionero 'son et lumière', con efectos especiales sincronizados por proyecciones y música para dramatizar la historia del sitio.

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La televisión y el cine popularizan esas representaciones que se extienden por todo el planeta. El conjunto arqueológico de la Gran Pirámide de Guiza, el Panteón de Atenas, el Parlamento de Canadá en Ottawa, el fuerte rojo de Delhi, el Rockefeller Center de Nueva York, el Beaubourg parisino o el rascacielos futurista Burj Khalifa en Dubái son ejemplos de performances y video mapping de extraordinaria difusión.

Singapur, un destacado centro financiero y de transporte marítimo del Sudeste asiático, líder por su sostenibilidad ambiental y por el nivel de vida de sus habitantes, alberga algunos de los mejores espectáculos nocturnos del mundo, lo que contribuye a mejorar su imponente oferta cultural y turística.

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La estrella diaria de las veladas singapurenses es el musical Garden Rhapsody, una exhibición de coreografías de luz y sonido al ritmo de melodías locales creada por el compositor Bang Wenfu en medio del mágico parque Jardines de la Bahía.

Símbolo de la metrópoli, sus cien hectáreas diseñadas por Grant Associates y Gustafson Porter son famosas por sus vanguardistas invernaderos Cloud Forest y Flower Dome y sobre todo por sus gigantescos Superárboles metálicos (Supertree Grove) de hasta cincuenta metros de altura tapizados de jardines vegetales.

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No menos grandiosos resultan los despliegues cromáticos de agua, luz y viento acompañados con efectos láser de Spectra, dibujando el nacimiento de la nación, en el complejo Marina Bay Sands que corona majestuosamente el skyline de Singapur.

Los fuegos artificiales Wings of time en las playas de la isla de Sentosa constituyen otro referente festivo, compitiendo en calidad con la Noche de Guy Fawkes londinense, las hermosas flores de fuego de Nagaoka o la celebración del Año Nuevo en Sidney.

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En Europa una de las intervenciones más emblemáticas es Iluminated River, destinada a dotar de luz propia quince de los puentes -London, Westminster, Millenium Bridges...- que cruzan el Támesis en la capital británica.

La obra lleva el sello de Lifschutz Davidson Sandilands y el artista estadounidense Leo Villareal, precursor de la escultura con luz LED y autor de la iluminación -The Bay Lights- del puente colgante de la bahía de San Francisco.

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Valencia, cuyas fiestas josefinas tienen como protagonista la pólvora, debería dar mayor visibilidad tanto a su ancestral tradición pirotécnica como a su riqueza paisajística y patrimonial implementando una estrategia de iluminación artística en sus monumentos y lugares más significativos.

Es necesario replantear el actual modelo de iluminación atendiendo a parámetros de seguridad (vial, ciudadana...), higiénico-sanitarios, estéticos, ahorro energético, medioambientales (contaminación lumínica...), económicos...

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Hace más de una década, la alcaldesa Rita Barberá fue objeto de críticas por su plan de alumbrado público (farolas fernandinas, fuentes musicales, exceso de luminarias, perjuicio para los ritmos circadianos de las personas, elevado consumo eléctrico...).

El debate se polarizó entre los partidarios del derecho a ver las estrellas y los defensores de un cap y casal mucho más seguro frente a la delincuencia, especialmente para los colectivos vulnerables (discapacitados, ancianos, niños, mujeres...).

De ahí la importancia tanto de una planificación global de la iluminación monumental como de establecer unos horarios adecuados, armonizando el complejo menú de necesidades que conviven en la metrópoli moderna.

La Ciudad de las Artes y las Ciencias de Santiago Calatrava y los espléndidos puentes sobre el Jardín del Turia -Serranos, Exposición, del Real,...- por sus valores históricos, pedagógicos, artísticos e identitarios deberían ser auténticos epicentros visuales de luz, color y sonido en la escena nocturna valenciana.

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