Me tiene estupefacto la campaña de algunos periodistas televisivos que, conformando un hatajo a las órdenes de Pedro Sánchez, justifican el delito cometido por el ... fiscal general del Estado en base a que lo realizó contra un defraudador a Hacienda, sin preocuparse en acompañar los comentarios con el preceptivo «presunto». Que sepamos, el afectado, Alberto González Amador, a diferencia de Álvaro García Ortiz, todavía no ha sido juzgado ni condenado.
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Al respecto, mi amigo Rogelio pregunta, ¿cómo es posible que periodistas con cierto renombre profesional se avengan, no a discrepar de la sentencia sino a justificar la comisión del delito, a justificar la revelación de los datos personales del novio de Ayuso bajo la excusa de que el afectado sea un delincuente?.
Pedro Sánchez no está dispuesto a que nadie tuerza su proyecto cada vez más semejante al guerracivilista. Abducido por una especie de satiriasis respecto al poder, está empeñado en fomentar una cruzada de división de la sociedad, para incitar a sus partidarios y a los de todo el conglomerado de la izquierda a alzarse contra la Justicia, en este caso el Tribunal Supremo porque ha tocado a uno de los suyos y posiblemente que haga lo propio con casos tan claros como el de su mujer, su hermano y sus dos secretarios de organización. Contra los mismos jueces que eran alabados cuando condenaron a dirigentes del PP. Le recordaría aquella frase de 'Conspiración en El Cairo', «el poder es un arma de doble filo y es fácil cortarse con ella».
El paso dado por el presidente del Gobierno y todos sus mariachis, a los que se han sumado sorprendentemente un grupo de periodistas, es de una gravedad enorme e inaudita en un Estado de Derecho. Olvidan, quieren olvidar, que el Tribunal Supremo es la máxima autoridad jurisdiccional y garantiza la correcta interpretación y aplicación de la ley. Asegura la unidad de criterio, protege los derechos fundamentales y actúa como control frente a abusos. En cualquier democracia desarrollada, como pretendemos que sea la nuestra, su independencia es esencial para mantener el equilibrio institucional y la confianza pública.
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Quieren ganar el relato. Cualquier relato de la política española, lo gana por goleada la izquierda. Da igual de que se trate: de la guerra civil, del Tribunal Supremo en el caso de Garín Ortiz, de la trágica dana del 29-O o del anatema contra Vox para que el PP nunca pueda gobernar. Da igual la suma de votos y escaños que congreguen. El PP sólo está legitimado para dirigir España si obtiene la mayoría absoluta. Por contra, el PSOE puede formar Ejecutivo y sostenerse en independentistas, proetarras y comunistas. Así es la vida.
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