Lo que le hicieron al alcalde Trenor fue impresentable: destituirlo un 8 de octubre para que no pudiera hablar en el Parterre al día siguiente, ... fue de una mezquindad de esas que solo el franquismo sabía manejar; pero hacerlo solo seis días antes del primer aniversario de la riada del 14 de octubre de 1957 tuvo unos bemoles, unas connotaciones, que han pasado a la historia de la ciudad. Con toda justicia, el martirologio valenciano incluye al alcalde de la riada, Tomás Trenor, marqués del Turia, y a Martín Domínguez, que fue director de este periódico durante el año entero de retirada de barro, reconstrucción y reivindicaciones que siguió a las históricas inundaciones.
Publicidad
Después resultó que no hubo procesión cívica, aquel 9 de octubre de 1958, porque el Papa Pio XII falleció unas horas antes. Pero bueno, lo hecho, hecho estaba, y en los Viveros, en un pabellón metálico de aquellos, el 14 de octubre había un ministro esperando ver una exposición sobre los daños de la inundación y las soluciones adoptadas. Que no fueron pocas, es la verdad. Porque a trancas y barrancas, a base de berrinches y enfrentamientos con los ministros del general, más allá de la retirada del barro y la normalización de los servicios, al cumplirse un año ya se había decidido desviar el rio Turia a un cauce nuevo -la famosa Solución Sur-, se había dotado de fondos el decreto de Adopción, que fue lo más difícil; se estaban construyendo casas para los damnificados y se exhibían maquetas y bocetos sobre lo que se podría hacer en el futuro con el Turia urbano. Por eso, entre noviembre y diciembre, el Ateneo Mercantil presidido por Joaquín Maldonado celebró un ciclo de conferencias, completísimo en su ambición de futuro, que no estaría de más que se estudiara en las universidades.
¿Analogías? Es atrevido hacerlas, en tanto que no hay forma de equiparar aquella dictadura, y sus modales, con la libertad de nuestra bendita democracia. De todos modos, y en tanto que ya hay hasta libros que están haciendo paralelismos, déjenme decir que sí se puede, con cautelas, confrontar escenarios. En base a datos poco manejados, tiempo después se supo que el marqués del Turia, que se ocupó sobre todo de la reconstrucción de Valencia, tenía presentada la dimisión desde junio: desde que vio que los fondos para los damnificados se desviaban a los cultivadores de tomate de Canarias y desde que un temporal inundó otra vez el Marítimo, que tenía el alcantarillado obstruido de barro.
Pero es una analogía imperfecta. Entonces no había urnas libres y ahora las hay. Para eso quisimos tener democracia. Por eso, si alguien está descontento con el señor Mazón, puede esperar que las urnas traigan a Diana Morant, que será mano de santo. Hoy, lo mejor sería que tuviéramos todos la fiesta en paz... con permiso del agua.
Suscríbete a Las Provincias al mejor precio
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión