Camps ya no está solo. El expresident de la Generalitat decidió hace tiempo postularse para liderar el PPCV y ofrendar así nuevas glorias a ... España y a Feijóo. Ya no es el único. Vicent Mompó, presidente de la Diputación de Valencia, se salió de los guiones clásicos en tiempos de crisis de impacto, que diría aquella. Nada de «yo solo pienso en Gavarda» o «estoy centrado en la Diputación». Nada de las evasivas habituales. Mompó, preguntado por si se ve como candidato a la Generalitat, dijo hace una semana que ya veremos, que nadie sabe lo que le deparará el destino y que no somos nada, que un día estás y al otro no estás... Lejos de aquel Mazón de 2021. El alicantino ya había medido mentalmente el despacho de la Presidencia del PPCV que ocupaba Bonig. Ya había calculado dónde colocaría las fotos de sus hijos y si le cabría una nevera para meter los grillos de El Merengue. Sin embargo, le interrogabas en las ruedas de prensa si quería el puesto de Bonig y te decía que no. Te mentía en toda la cara. Luego lo ha hecho más veces, y entonces negaba por activa y por pasiva la posibilidad de un relevo que estaba cantado y pactado en Génova. Y lo hacía porque sabía que tenía la mano ganadora. «El que filtra es porque no va ganando, David. Siempre es así». Me recordó ayer un asesor popular el porqué se supo el sábado que los dirigentes provinciales y el número dos del PPCV se habían reunido. Vale también para explicar el arrojo de Mompó el pasado lunes. No tenía nada que perder, y de perdidos, al río.
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Mompó y el resto están ahí porque Mazón quiso y, en la mayoría de casos, los puso ahí. No llegaron por aclamación popular. El poder es lo que te permite hacer y saber qué va a pasar. En el PP, ese poder lo tiene Génova. Ahora y siempre. Que se lo digan a Bonig. O a Bielsa, porque también Ferraz fue quien puso y dispuso. Esto va así. Te organizas y te reúnes, como ha sido el caso, pones morritos y esperas que los genovitas no quieran arrasarlo todo y, ya que te has enfadado, no te pasen por la quilla. Mompó no puede ser presidente si Génova se planta de verdad. No descubro América. Pérez Llorca lo sabe, como también sabe que, de todos los allí sentados el viernes, él es el único que puede sustituir a Mazón inmediatamente. Sin urnas. Y si uno llega a presidir la Generalitat, a ver quién te saca. Que se lo digan a Feijóo, que le faltaría poco para solicitar formalmente la ayuda a la oficina esa de antiocupación que ha creado la Generalitat. Si noventa minutos en el Bernabéu son 'molto longo', y no se da el partido por ganado hasta que el árbitro pite el final, dos años en política, allá por 2027, actualmente, son como ver pasar ante tus ojos el pleistoceno enterito. Mompó se ofrece pero la ventanilla para atender buenas voluntades en Génova es chiquitita.
Nadie más feliz que la alcaldesa de Valencia, María José Catalá, al ver a Mompó salir al ruedo hace una semana. Al fin y al cabo, las competencias del coso de la calle Xàtiva de Valencia, son de la Diputación. A Catalá solo le faltó ir con peineta y mantilla (manolas, como Manolo Valdés, pero en femenino y plural) para aplaudir al matador, Mompó, perfilado frente a todos y a la distancia. Como dictan los cánones de la tauromaquia: parar, templar y, sobre todo, mandar. Y nadie más aliviada que Catalá al verle en el centro de Las Arenas, hotel, mientras ella compró billete rumbo a Nuevayol, que canta Bad Bunny, por si te quieres divertir, aunque ahora sea otoño, y no verano. Tampoco estuvo muy pactado que fuera Catalá candidata a la Alcaldía de Valencia en 2019, pues donde manda Génova no manda marinera ni está bien visto el motín a bordo.
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