Ron Gourlay, en la sala de prensa. J. L. BORT

Gourlay-Corberán, un binomio en apuros

El defectuoso arranque del Valencia provoca que el CEO de fútbol comparezca hoy para pedir unión| Los números del entrenador, con un punto de media por partido, calcan los registros de Javi Gracia, que fue destituido al final del curso 2020-21

Domingo, 5 de octubre 2025, 17:47

Para una vez que habla y se desata la tempestad. Que Ron Gourlay saliera a dar la cara en la previa del encuentro en Girona ... es suficiente motivo para sospechar que en el Valencia se empieza a palpar un momento de tensión. Tanto, que hoy ha decidido volver a comparecer ante la prensa valenciana con el objetivo principal de mandar un mensaje de unión general. Al menos, eso sí, ha entendido que además de pedir una y otra vez el apoyo de la afición, conviene dar explicaciones, pese a que Meriton siempre ha optado justo por lo contrario.

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La situación que se vive actualmente era inesperada para los que creían que este año, por fin, iba a arrancar el proyecto; pero esperada por aquellos que empezaban a vaticinar que el juego no estaba siendo acorde ni para unos discretos puntos. El CEO de fútbol valencianista todavía no ha cumplido su quinto mes en el cargo pero ya se ha hecho a la idea de que esta no parece que vaya a ser una plaza fácil. Hoy tiene un desafío importante.

El destino del escocés debe estar íntimamente cosido al de Corberán y los tiempos no son buenos ni para uno ni para el otro. El Valencia se atasca de la manera más dolorosa que uno pueda llegar a imaginar. Han sido precisamente los dos colistas los que en cinco días prácticamente han aniquilado todo el aura que tenía el técnico de Cheste desde que llegó hace diez meses. Tanto es así que la aparición en escena de Gourlay ayuda a pensar que se han encendido las alarmas por lo que respira el pueblo.

Nadie ha puesto en duda todavía la valía de Corberán pero en la grada de Mestalla se percibe ya cierta tensión generalizada. José Luis Gayà, el día que hable –si habla–, puede dar fe de ello. Vamos, que el vestuario lo empieza a notar y eso es lo peor que le puede pasar a unos futbolistas que pueden trasladar los nervios a sus piernas. El Valencia tiene por delante dos largas semanas que se van a volver muy cuesta arriba. El guion que suele aplicar el club en estos casos es el de blindar el vestuario, evitar declaraciones y poco menos que rezar para que en el partido de Vitoria salga cara y el Villarreal de Marcelino, el siguiente en venir, no encienda la traca.

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El inicio de campeonato de este Valencia diseñado por Corberán y apadrinado por Gourlay dista mucho de los números que fue capaz de conseguir el de Cheste cuando vino al rescate la temporada pasada. Ese punto de media que luce ahora (ocho en otras tantas jornadas) sólo conduce a la miseria. Cuando se presenta este tipo de situaciones incómodas para los entrenadores, una mirada al pasado sirve para calibrar exactamente en qué estado se puede encontrar el proyecto. Y la hemeroteca se remonta hasta la temporada 2020-21, con Javi Gracia –que amagó con arrojarse del barco– como entrenador. Los números de Gracia -que fue destituido en la jornada 34 siendo el decimocuarto clasificado- y del actual Corberán son calcados. Dos victorias, dos empates y cuatro derrotas, con el matiz que el Valencia actual se ha enfrentado al Barça campeón de Liga y el de Gracia no se midió en esas primeras ocho jornadas contra ningún grande: ganó a Levante (4-2) y Real Sociedad (0-1); empató con Huesca (1-1) y Getafe (2-2), y perdió con Celta (2-1), Betis (0-2) y Elche (2-1). Aquel equipo marcó 11 goles y recibió 13, mientras que los números de Corberán son los de 10 goles a favor y 14 en contra. No es ni de lejos la previsión que se había hecho el de Cheste, que en sus arranques anteriores de comienzo de temporada en el West Bromwich, por ejemplo, tenía mejores números: 16 puntos en las 8 primeras jornadas en la 2024-25 y 10 en la 2023-24. Sólo en la 2020-21 con el Huddersfield –coincidiendo curiosamente con la etapa de Gracia en Mestalla– había sumado también un punto de media por encuentro en esa primera fase de Liga (en la 2021-22 se puso con 13 puntos). Es evidente que del Valencia nadie ha dicho abierta y sinceramente qué se le puede exigir de verdad a esta plantilla, más allá del aspecto puramente competitivo que siempre ofrece en sus discursos el entrenador. Gourlay tiene esta mañana una buena oportunidad para convencer a la afición con su discurso. De lo que diga y cómo lo diga va a depender también el estado de ánimo de los valencianistas en general, más allá de los mensajes de trabajo diario, del compromiso y unión que se ofrece del propio vestuario. Que en cada partido los jugadores vayan a pedir a su manera disculpas a sus aficionados es evidente síntoma de que algo no va nada bien.

Y el próximo calendario está lleno de trampas: Vitoria, casa contra el Villarreal, visita al Bernabéu y vienen Betis y Levante. Cinco retos de diferente calibre para un equipo con dudas.

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