Calp renuncia al acceso de la AP-7 y espera que la variante de Benissa mejore las comunicaciones

El problema histórico del acceso de Calp a la autopista AP-7 ha dejado de serlo para el actual ejecutivo. La alcaldesa Ana Sala afirmó ayer que el consistorio no tiene planeado «por el momento» exigir una entrada directa al vial desde el municipio, tal y como tienen otras localidades de la comarca, «pese a que ha sido una demanda durante muchos años».

Según Sala, la situación geográfica de la localidad del Penyal d'Ifac «ha dificultado siempre la construcción de unos accesos». La Serra d'Oltà es el principal inconveniente, pues separa a Calp de la AP-7, «siempre se nos ha dicho que sería muy costoso, tanto por trabajo como económicamente habilitar dicho acceso».

La primera edil confía en que la futura circunvalación de Benissa, de la que «creemos que está prevista la finalización de las obras para este año», solventen los problemas de acceso que lleva padeciendo el municipio calpino durante años.

La obra de la variante de la localidad benissera en la N-332 se inició en el año 2009, pero estuvo paralizada durante ochos años al entrar la empresa contratista en concurso de acreedores. Fue entonces cuando el Ministerio de Fomento decidió rescindir el contrato inicial y licitar uno nuevo para concluir los trabajos, que se retomaron en julio de 2017.

Un año después el grupo Compromís solicitó que Calp, con la posible liberalización de la AP-7 a la vista, contase con un acceso directo al vial. Una petición que causó una confrontación interna en el partido valencianista, pues los militantes de Benissa mostraron su disconformidad al entender que se trataba de una obra innecesaria puesto que las salidas de la autopista en Benissa y Ondara eran suficientes. Remarcaron, en aquel momento, los problemas de impacto ambiental que habrían ocasionado las obras. Finalmente el grupo valencianista terminó retirando la petición varios meses después.

Descartado «por el momento» solicitar un acceso directo, la alcaldesa calpina espera que la variante de la N-332 en Benissa «esté lista cuanto antes».

A este respecto el alcalde de la localidad que atraviesa dicha carretera, Arturo Poquet, apuntó que previsiblemente las obras no estarán finalizadas hasta mediados de 2021.

De hecho en las últimas semanas en el municipio benissero ha sobrevolado la incertidumbre al comprobar que durante varios días las obras habían quedado paralizadas, incluso se habían retirado las maquinas que trabajan en la zona. Aunque el alcalde pudo confirmar ayer que se trataba del «típico parón por las fiestas navideñas. Y también porque tras varios días de lluvias, a las máquinas les costaba poder trabajar con total normalidad, por lo que decidieron esperar a que las condiciones del terreno fuesen óptimas para seguir con los trabajos», indicó el munícipe.

Para Poquet la finalización de esta obra, junto con la liberalización de la AP-7, «son cruciales para descongestionar la N-332 a su paso por el centro urbano de nuestro municipio. Con ello acabaremos con un punto negro, donde ha habido muchísimos accidentes de tráfico en los que han perdido lo vida algunas personas». El último hace tan solo unas semanas, donde también hubo una víctima mortal.

Mientras prosiguen los trabajos para finalizar la variante, desde el ejecutivo de Benissa siguen con las acciones para intentar que no se produzcan más accidentes. El consistorio ha instalado señalización lumínica en la Avinguda del País Valencià, explicó el alcalde.

El único inconveniente de la gratuidad de la autopista para el municipio benissero es que deja de ingresar 266.000 euros al año por el IBI que pagaba la concesionaria. En el caso de Calp, los números son «residuales, tan solo 17.000 euros que no afectan al presupuesto», indicó la alcaldesa.