Jesús gana su particular batalla

Mendilibar se enfrentaba ayer al primer gran aprieto de la temporada. Debía decidir cuál de los dos porteros aterrizados para borrar el recuerdo de Keylor Navas ganaba el primer asalto. Y fue Jesús Fernández el arquero que salió airoso. El madrileño ganó su particular duelo. El entrenador del Levante apostó por el mejor estado de forma del madrileño, en detrimento de un Diego Mariño cuya incorporación al equipo se hizo de rogar demasiado. Pero el combate no terminó anoche. Ni mucho menos. El parejo nivel de ambos guardametas abre una bonita lucha.

Jesús Fernández sabía que contra el Villarreal se enfrentaba a todo un examen, que Mendilibar había deliberado largo y tendido antes de decantarse por uno de los dos arqueros. Quizás la presión influyó en que titubeara en alguna acción aislada, pero en líneas generales se mostró sobrio, rápido y bien colocado. Poco pudo hacer en los goles del Villarreal. El portero, después de varias temporadas con las alas cortadas en el Real Madrid, necesitaba despegar y anoche disfrutó de esa oportunidad para alzar el vuelo.

La línea que separó la titularidad de Jesús de la suplencia de Mariño resultó muy fina. Y no sólo influyó el potencial de cada uno, sino también las circunstancias. El Levante, en cuanto Keylor Navas se destapó internacionalmente durante el Mundial de Brasil y se supo que un club u otro acabarían abonando los diez millones de la cláusula, apareció el nombre de Diego Mariño en la agenda de Manolo Salvador. El director deportivo azulgrana se movió rápido y ató al joven gallego, que había descendido con el Valladolid a Segunda División. La entidad de Orriols veía en el vigués una opción idónea para suceder de Keylor, tanto por sus características como por su juventud.

Pero su llegada se torció por la resistencia que puso el Valladolid, que buscó resquicios contractuales con tal de impedir la marcha de Mariño, que debía ser uno de los baluartes para tratar de regresar a Primera. No obstante, Mariño se agarró a una cláusula que le permitía salir cedido a un equipo de la máxima categoría en caso de descenso. Pese al recurso presentado por el conjunto blanquivioleta, el Comité de Licencias de la Liga acabó dando la razón al Levante.

Así, Mariño acabó firmando por el Levante, aunque el litigio provocó un vacío en la pretemporada del gallego, quien durante algunas semanas tuvo que ejercitarse de manera independiente, con un preparador físico particular.

Entonces se incorporó a la disciplina azulgrana el 8 de agosto con un déficit que ha sido clave en la decisión de Mendilibar. Cuando el vigués entró en el equipo granota, se encontró con un Jesús Fernández que había llegado cuatro días antes. Durante el conflicto con el Valladolid, el Levante entendió que, al margen del desenlace del caso Mariño, debía reforzarse con otro portero.

Jesús, cansado de estar en la sombra en el Santiago Bernabéu, hizo el camino inverso que Keylor. Aterrizó en un estado de forma óptimo y disputó los 90 minutos del amistoso contra el Albacete. Después, el día de la presentación del Levante, el madrileño y Mariño se repartieron equitativamente el tiempo.

El hecho de que Jesús se acercara a la primera jornada más rodado ha pesado en la determinación. El madrileño, de 26 años, se ha comprometido para dos temporadas con opción a otras dos.

Probablemente, la demora de Mariño cambio el destino, ya que el gallego, internacional en todas las categorías inferiores, es dos años más joven que Jesús y posee una mayor experiencia en Primera. La pasada temporada, hasta que JIM decidió sentarlo sin motivos aparentes, cumplió como titular en el Valladolid. La batalla en la portería del Levante sólo ha hecho que empezar.

Quien está fuera de esta lucha es Javi Jiménez. El riojano se quedó fuera de la convocatoria y sabe por medio de Mendilibar que parte como tercer portero del equipo. El Levante le ha invitado a salir para que pueda disfrutar de minutos.