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Robinson reunió hace un par de semanas a cien mil manifestantes en Londres. AFP

Tommy Robinson, el 'mártir' británico de la extrema derecha

Perfil ·

El impulsor de la multitudinaria manifestación ultra de Londres se ha convertido en un controvertido activo de las filas radicales

Sábado, 27 de septiembre 2025, 20:08

Cien mil manifestantes reclamaron, literalmente, la unión del Reino hace apenas dos semanas en las calles de Londres. Para reafirmar la identidad patria, sus consignas ... demandaban mano dura contra la inmigración ilegal y restricciones a las medidas de apoyo a los solicitantes de asilo. Fue una victoria de la extrema derecha, pero, tal vez, supuso cierta contrariedad para Reform UK, el mayor partido de esa ala radical. Parece una contradicción, pero el éxito de la cita implica un gran triunfo personal para Andrew McMaster, Paul Harris, Stephen Yaxley_Lennon y Wayne King, un puñado de nombres que se corresponden con una misma persona que ahora atiende como Tommy Robinson. El 'enfant terrible' de la política británica ha demostrado su poder de convocatoria y reclama un lugar en el frente reaccionario, tendencia en auge en toda Europa y al otro lado del Canal de la Mancha.

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Su ascendiente entre los nativos británicos de clase baja y escasa formación cultural, la denominada 'white trash', explica los recelos de Nigel Farage, líder del principal partido derechista y evidente rival. Ambos obtienen sus votantes en los mismos caladeros electorales y el segundo teme la creciente popularidad del primero, afianzada tras la masiva respuesta popular. Por si acaso, el líder de Reform UK ya ha asegurado que su rival no ingresará en el partido, rotunda forma de curarse en salud ante un más que probable duelo de 'primas donnas'.

Hay otras razones. El currículum de Robinson también es cuestionable. Su trayectoria ejemplifica la inestabilidad estructural de esta convulsa franja política, debida a sucesivos fracasos electorales, tensiones internas y continuas escisiones. Comenzó en 2005 en las filas del Partido Nacional Británico, formación tachada de fascista, y cuatro años más tarde fundó la Liga de Defensa Inglesa, grupo populista islamófobo, asimismo dotado de corto recorrido.

La constante variación en la filiación se convirtió en norma. Posteriormente, se integró en Pegida UK, la división nativa de una corriente europea contraria a la expansión musulmana en el continente, e impulsó la creación de Hearts of Oak, un pretendido movimiento cultural también ultranacionalista. Tras ser asesor del Ukip, la mayor entidad radical durante la pasada década, se acaba de incorporar a Advance UK, entidad de reciente creación surgida de una división de Reform UK.

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Antecedentes penales

Pero no es fácil describir a Robinson, de 42 años. La profusión de nombres utilizados se antoja acorde con una personalidad exuberante y exaltada, proclive al exceso verbal, el golpe de efecto e, incluso, a prácticas consideradas fuera de la ley. Este hombre divorciado, padre de tres hijos, estudió ingeniería aeronáutica, pero perdió su trabajo al agredir, estando ebrio, a un policía que intentaba mediar en una pelea callejera con su novia. Además, la participación en actos violentos, incluidas peleas tumultuosas, ha sido frecuente, y, a menudo, están relacionados con su vínculo con los 'hooligans' del club de fútbol Luton.

Esos antecedentes penales difícilmente casan con la probidad que se le requiere a un personaje público. Ha sido objeto de cinco condenas por delitos que incluyen posesión de drogas y fraude financiero, y se le ha atribuido la creación de un entramado de empresas que no han declarado sus ganancias. Aunque ha recibido cuantiosos fondos a través de donaciones llegadas de todo el mundo, en 2021 se declaró en bancarrota y un año después declaró ante el Tribunal Superior de Londres que se había gastado unas 100.000 libras (en torno a 115.000 euros) en juegos de azar.

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El activista ha sido, asimismo, procesado por desacato, uso de pasaporte falso y difamación. En 2022, publicó dos vídeos en redes sociales en los que acusaba a un menor refugiado sirio, objeto de malos tratos en un colegio, de agredir a otros dos niños y lo tachaba de acosador. Fue demandado por la familia del muchacho y perdió el juicio. No obstante, dieciocho meses después, volvió a colgar otro documento en el que repetía las acusaciones. La justicia emitió una orden de arresto y fue capturado el pasado año, y reconoció diez infracciones a la primera orden judicial. En octubre ingresó en prisión y en mayo de este año recuperó la libertad.

Esta extraña conducta no ha mermado su crédito entre sus afines, como ha revelado el reciente apoyo en la capital británica. Robinson surfea sobre la ola ultraconservadora y se beneficia del victimismo que sus partidarios se arrogan habitualmente. No en vano, ha publicado una autobiografía titulada 'Enemigo del Estado' y ha llegado a solicitar asilo político en Estados Unidos alegando que sufría acoso de las instituciones locales por su labor periodística.

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Divorciado y padre de tres hijos, ha sido procesado por desacato, uso de pasaporte falso y difamación

Entre los suyos, Robinson está considerado una especie de mártir del aparato represor y ha contado con el apoyo de Donald Trump Jr. y Elon Musk, que le ha restituido la cuenta en X tras ser barrido de las redes sociales por la virulencia de su discurso. Ahora bien, el extremismo no constituye la tónica en todos los foros. Cuando asume su perfil político intenta ofrecer una imagen más amable. Pese a su maximalismo, rechaza ser calificado de racista o fascista y alentar cualquier discriminación.

La duda, no obstante, permanece. Hay tantos Tommy, Paul, Stephen o Wayne, que se hace difícil asumir quién es y hacia dónde se dirige, cuestiones que, en cualquier caso, generan inquietud. Tal vez requeriría una película que desentrañara sus múltiples facetas. La más social, no exenta de cierta sordidez, bien podría estar dirigida por Ken Loach, fiel analista de la realidad más dura de su país, mientras que la más desaforada, aquella situada entre la ley y el mundo canalla, debería quedar en manos de Guy Ritchie y su mirada vitriólica y divertida. Tal vez, entonces, podríamos comprender al nuevo héroe de la extrema derecha.

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