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El despliegue policial en el cementerio de Torrent disuade de enfrentamientos entre clanes
Agentes armados, un detector de metales y un perro blindan el acceso principal al recinto sin registrar altercados
Ada Dasí
Torrent
Martes, 1 de noviembre 2022, 16:34
Tranquilidad es lo que se ha vivido en el cementerio de Torrent, cuando se ha cumplido un año del tiroteo que se cobró la vida de dos hombres por un enfrentamiento entre clanes rivales el día de Todos los Santos. No era un día cualquiera y de eso ha dejado constancia el enorme despliegue policial a la entrada del camposanto para evitar que la sangre volviera a teñir de rojo el culto a los difuntos.
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Varios agentes de Policía Nacional y Policía Local han custodiado las dos puertas de acceso. En la principal, se han centrado en el registro de bolsos y bandoleras, mientras un perro de la unidad canina reforzaba su trabajo. Poca cosa, los agentes han requisado varias navajas, dos de ellas a un hombre que las llevaba en la bandolera, y algunas sustancias estupefacientes por la mañana.
Al principio de la jornada el detector de metales se pasó de forma selectiva a las personas de etnia gitana, pero la intervención del mediador, José Enrique Bustamante, hizo que se hiciera de forma indiscriminada, lo que ha provocado que en algunos momentos del día se formaran colas en el acceso.
Pero las medidas de seguridad no desagradaron a los visitantes que aceptaban de buen grado el registro de sus pertenencias. «Mejor esto que no que pase como el año pasado», comentaban y se les veía concienciados aunque también algún indignado por «tener que haber llegado a este extremo». Los más sorprendidos fueron los niños que observaban con respeto a los agentes armados y se paraban a acariciar al perro.
Se puede decir que no se han producido altercados y en ello ha tenido mucho que ver la presencia de José Enrique, que ha mediado en varias ocasiones en las que las personas se revelaron por las inspecciones. Una de ellas cuando el can le señaló, aunque no pasó a mayores. «Este es nuestro trabajo, los gitanos se ponen nerviosos ante la presencia policial, yo les hablo en nuestro idioma y me entienden mejor. Estamos para poner paz», explica.
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Respecto a la tensión que se vive en el barrio del Xenillet de donde son los clanes rivales protagonistas del trágico suceso del año pasado, señala que «se ha reducido» gracias al trabajo policial. Ya por la tarde, el patriarca, José Quirós, le ha relevado como mediador para cerrar la jornada.
La presencia de los agentes armados se ha reforzado con un dron que tomaba imágenes del recinto del camposanto y los alrededores, y un helicóptero que sobrevoló varias veces la zona. Los voluntarios de Protección Civil también han formado parte del dispositivo atendiendo cualquier necesidad de los visitantes en las carpas dispuestas en la entrada principal.
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Trágico sucesos
El operativo ha sido clave como elemento disuasorio para evitar que el camposanto volviera a ser el escenario de la guerra entre clanes familiares. El año pasado a las diez de la mañana, un encuentro entre tres hombres de los Bocanegra con familiares de los Marco, se cobró la vida de uno de ellos, Antón, y dejó herido en una pierna a su hijo. La víctima accidental fue José Luis, un hombre de 76 años que llevaba flores a la tumba de su mujer y que recibió una bala perdida.
El suceso trajo cola porque la tensión entre las familias se trasladó a las calles del barrio del Xenillet y se extendió por el resto de la ciudad. El fallecido, primo lejano de los Marco, fue enterrado días después en un cementerio de otro municipio para evitar nuevos conflictos y poder visitar su sepultura sin tener que mirar a todos lados.
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«Es una bendición, están haciendo su trabajo»
Lucas Bustamante, vecino de etnia gitana, fue ayer al cementerio a visitar a sus difuntos. «Es una bendición que estén aquí, están haciendo su trabajo», comentó respecto al despliegue policial. «Es mejor prevenir», señaló aunque matizó que lo que ocurrió en 2021 «es inadmisible porque para nosotros el camposanto es un lugar sagrado» y añadió que «no es lo mismo nacer gitano que ser gitano», en relación a actitudes que ni siquiera ellos comparten. Lo que también vio con buenos ojos es que el detector se pasara a todos, «no como el año pasado que se separó a payos y gitanos. Todos somos iguales».
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