Urgente Largas colas en la V-30 entre Mislata y Vara de Quart en la mañana de este viernes
Puente en Catarroja con vistas al barranco del Poyo. JESÚS SIGNES
RADIOGRAFÍA DE LOS MUNICIPIOS DANA UN AÑO DESPUÉS

Catarroja, el municipio que debe sobrevivir al barranco del Poyo

El Ayuntamiento prepara la ejecución de más de 30 proyectos de obras públicas, renovará el alcantarillado y reasfaltará todo el casco urbano

Paco Moreno

Valencia

Jueves, 23 de octubre 2025, 01:07

Un año después de la dana, lo que se cumple el próximo miércoles, Catarroja está en el tránsito de pasar de la emergencia a la ... reconstrucción. Tan graves fueron los daños por las inundaciones que todavía quedan ascensores por reparar y garajes sin limpiar. Mientras esto se va arreglando poco a poco, el Ayuntamiento ya ha activado una treintena de proyectos para adjudicar obras y ha ejecutado varias. El municipio se verá inmerso los próximos años en tareas como la renovación del alcantarillado (70 millones) o el reasfaltado de todas las calles (10 millones), por citar sólo dos de las principales.

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Y todo eso con lo ocurrido el 29 de octubre en la memoria como si hubiera pasado ayer. La alcaldesa de la localidad, Lorena Silvent, habla de ello con todos los detalles, desde la anticipación con la que se constituyó el Cecopal hasta cuando 200 personas pasaron la noche en el Ayuntamiento o se produjeron miles de rescates, la mayoría ciudadanos porque la dana sobrepasó todos los recursos y medios municipales.

«Reforzamos la limpieza del alcantarillado, suspendimos las clases y vigilamos el barranco del Poyo estando en comunicación la Policía de Chiva», señala sobre las actuaciones habituales en caso de fuertes lluvias, aunque nadie se imaginaba el tsunami que iba a llegar a media tarde.

Al día siguiente ya estaba en marcha la emergencia, como abrir un puesto sanitario en el despacho de la alcaldía para atender a enfermos crónicos o aquellos que tenían necesidades. Todo el pueblo quedó inundado, los edificios públicos también, así como los servicios básicos. Catarroja se encuentra en el lugar donde la dana hizo más daño y desde el 30 de octubre la gestión de los problemas ha sido como escribir en un folio en blanco.

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«Lo primero que le pedí a la alcaldesa de Xàbia, que se puso en contacto con nosotros para ofrecerse, fueron cubas de agua para repartir», dice la primera edil sobre una necesidad tan básica, para destacar de aquellas semanas la labor de los voluntarios, muchos agricultores, quienes despejaron con sus tractores un acceso al Ayuntamiento desde la CV-400 como una de las primeras iniciativas para salir del aislamiento.

La autogestión ante la falta de respuesta en algunos ámbitos obligó a coordinar hasta el traslado de mayores que vivían en una residencia. «A través de grupos cargábamos las baterías para los respiradores que necesitaban personas, estuvimos cuatro días sin luz», recuerda como una de las tareas más delicadas. Durante varios meses, el municipio estuvo dividido en varias zonas, de las que se hacían cargo equipos de limpieza y emergencia. Hasta varias semanas después no se pudo circular con seguridad.

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fallecidos se registraron en el municipio por las inundaciones.

A partir de diciembre empezó la desescalada, aunque la realidad fue otra, señaló la alcaldesa. «Seguimos con tareas de emergencia y todavía hoy se reúne el Cecopal para tratar esos temas», comenta. Para la reconstrucción, uno de los lamentos es la falta de personal que gestiona los proyectos. En Catarroja, los fondos concedidos por el Ministerio de Política Territorial ascienden a 138 millones, la parte mas gruesa de la financiación aunque no la única. Las aportaciones privadas han sido numerosas para reabrir jardines, instalaciones deportivas o de otro tipo.

Hay dos memorias que ya han sido ejecutadas, una referida a las obras en la piscina municipal de verano y otra para la eliminación de 65 islas de contenedores soterrados, esto en la última fase, que quedaron fuera de servicio y destrozados por completo. Otra treintena de iniciativas están ya validadas y en trámites para sacar a licitación las obras. Es el caso del aparcamiento municipal, el teatro auditorio, la casa de la cultura, el museo de Antonio Mir, el Espai Jove, la sede de Servicios Sociales, todo lo que tiene que ver con alumbrado y el sistema de riego, entre otros.

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Otra de las iniciativas pasa por acogerse a la Agenda Urbana de reconstrucción, para lo que Catarroja aspira a conseguir 15 millones de euros, sobre todo para iniciativas de mejora. Los plazos limitan algo las propuestas, debe estar todo acabado el 31 de diciembre de 2029, aunque la visión de Silvent sea para la ciudad de «los próximos diez años».

Un grupo de viandantes pasan junto a una finca con la huella de la dana. JESÚS SIGNES

En ese ámbito, la recuperación de la huerta se ve como algo esencial debido a lo bien que funcionó durante la dana. «Sirvió para frenar e impedir la inundación de algunas zonas», asegura. La autoprotección es otra de las prioridades del municipio a la espera de que se actualicen mapas de zonas inundables y criterios por parte del Gobierno y la propia Generalitat. «Por eso queremos organizar voluntariado civil y puesto en marcha un sistema de avisos con 27 altavoces, que están terminando de instalar», dice. Catarroja tiene plan de emergencias aprobado desde 2017 y se actualizará cuando cambie la normativa sobre el sector.

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Del trabajo de otras administraciones destaca las obras de calzadas y puentes ya terminadas, mientras que va más lento lo relativo a los centros docentes («no vemos un plan claro»), dice. El Ministerio de Agricultura se encarga de la recuperación de la marjal en la Albufera con acequias y barrancos que quedaron destrozados. El puerto de Catarroja también ha sido dragado..

Más avisos a la población

«Tuve la corazonada de que el agua venía y por eso me fuí a buscar el coche. Me fuí a Albal y tuve que pasar la noche allí, ya no pude regresar». Teresa Moyano, miembro del Comité local de emergencia y reconstrucción, (CLER) de Catarroja, recuerda de esa manera lo ocurrido horas antes de las inundaciones.

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«Pensábamos que iba a llegar un poco de agua pero no con esas cantidades sin que las autoridades avisaran a la población. «Era increíble que eso pudiera pasar en 2024. No nos lo creímos hasta que el agua llegó a los tres metros». La falta de lluvia redujo el temor en muchas personas.

«Mi hijo y mi nieto se salvaron porque hicieron un butrón donde estaban para subir a una planta más alta», relata con una historia de supervivencia tremenda, de las muchas que se dieron a lo largo de esa jornada. Igual de sorprendente fue la sensación de abandono durante «todos los días en los que no apareció nadie. Fueron los vecinos los que se preocuparon por los vecinos». En su caso, tuvo dos personas viviendo en su casa, al perder la suya por estar en una planta baja.

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JESÚS SIGNES

En la situación actual, echa en falta más participación ciudadana. «Hemos sido los que lo han hecho todo y ahora no cuentan con nosotros», asegura, para indicar como ejemplo la elaboración de un nuevo plan de emergencias.

También habló de la falta de ayudas a comunidades de vecinos para el arreglo de ascensores o de otra obra. «En mi finca, el ascensor funcionó a los nueve meses, pero hay muchas pendientes», comenta. Reclamó más agilidad en el inicio de las obras de instalaciones municipales. «Vamos para varios años y hacen lo que había, que no lo queremos, como pasa con los jardines de los niños, donde ponen materiales que no drenan. Se trata de renaturalizar». Por último, destacó la falta de alternativas de transporte público, sobre todo entre poblaciones de l'Horta. «En el tren y el autobús vamos como sardinas», dijo, para estimar que hay «muchas necesidades de espacios y dotaciones públicas como la escuela de adultos».

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«Las humedades causan todavía problemas en los comercios»

Paula Vázquez, presidenta de la asociación de comerciantes y pequeños empresarios de Catarroja, señala que el Consorcio de Seguros ha pagado a la mayoría, aunque muchos «estaban infraasegurados o no tenían un seguro. También hay casos en los que no querían seguir en el mismo local», para terminar añadiendo que las humedades están dando muchos quebraderos de cabeza todavía.

«Después de las reformas siguen apareciendo estos problemas», comenta Vázquez, quien destaca que los precios de las obras «se dispararon». Los infraseguros han sido una de las cuestiones más graves. «Nunca te van a pagar lo que has perdido», indica. La casuística es muy amplia pero las pérdidas por la entrada de agua y barro supuso un gran quebranto económico.

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De las humedades, afirma que un año después siguen los problemas porque el nivel freático está muy alto en el subsuelo. En las fincas más nuevas, la inundación de los garajes con caudales sin achicar durante semanas contribuyó también a que se agrave este perjuicio.

En cuanto a las reaperturas, reparaciones, hostelería y peluquerías fueron de las primeras en conseguirlo. Otros sectores van más lento «como ya ocurrió en la pandemia». El cierre de instalaciones y espacios públicos también perjudica. «El auditorio está cerrado, igual que el centro sanitario o el centro de Juventud. Todo eso influye en los comercios de alrededor». Sí que se realizan numerosas campañas de apoyo para el consumo, aunque la recuperación es «complicada para el comercio local». Otro factor que ha agravado la situación es el hecho de que la práctica totalidad son autónomos y han tenido que seguir pagando la cuota. Me gustaría que se hubiera tenido en cuenta»

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