Puçol se consolida como localidad surfera
Desde hace años el club cuenta con más usuarios que eligen esta playa para disfrutar de este deporte
redacción
Miércoles, 26 de agosto 2020, 15:39
La escuela Surf Puçol es ya un elemento imprescindible en el paisaje de la playa. Todo empezó hace cuatro años, cuando Daniel Blanch perdió su trabajo, «con el choque emocional que supone que te despidan con tres nenes, decidí hacer lo que más me gustaba», recuerda el responsable de la escuela.
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Y de forma irremediable pensó en el surf: «Venía el verano, así que compré un par de tablas y, como mis hijos y yo estábamos siempre en el mar surfeando, eso generaba un ambiente súper chulo con otros nenes que se acercaban para que les enseñáramos».
El boca a boca hizo el resto, hasta que Blanch decidió dar el salto y crear una pequeña escuela. Al principio, el único material que tenía era unas cuantas tablas, una libreta y una cuenta en Facebook. Pero la idea gustó y, cuando terminó la temporada estival, la anterior corporación municipal quiso dar un empujón al proyecto. Durante aquel invierno «nos informamos en todo lo relativo a los permisos, la capitanía marítima…».
En definitiva, todo lo necesario para que, cuando llegara el verano de 2016, la escuela estuviera a punto. Y así fue. «Siempre ha sido súper pequeñita… Nuestro principal objetivo no es crecer sino dar un trato cercano a los clientes, convertirlos en nuestros amigos y contagiarles la pasión por el surf», asegura el responsable, que desde entonces ha experimentado un ritmo creciente en lo que a cantidad de alumnos se refiere.
«Cada año la participación ha crecido en torno al 20%, pero este verano ha ocurrido algo extraño«. Al parecer, Surf Puçol ha logrado consolidarse y expandirse hasta el punto de acoger más de cien alumnos durante los últimos tres meses. Algo que el responsable relaciona con la pandemia de Covid-19, dado que el mar es uno de los entornos con menor riesgo de contagio y, además, muchas familias han decidido no viajar este año.
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«Y algo de trabajo bien hecho también habrá…», bromea Blanch, que para minimizar los riesgos ha aplicado el protocolo de seguridad que marcaba la Federación Española de Surf a principios de verano, así como las recomendaciones de las autoridades sanitarias: lavado y desinfección de manos, toma de temperatura, no compartir material… «Y si un niño se encontraba mal un día, tenía que quedarse en casa».
La escuela cuenta con una zona delimitada de 20 metros en Puçol, aunque en ocasiones los surfistas se han salido de ella debido a una corriente de viento o por la propia ola. «Nunca hemos tenido ningún accidente pero hemos podido crear sensación de incomodidad con algún bañista», reconoce el responsable, aunque nunca con ánimo de crear problemas.
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De hecho, reconocen haber ayudado en más de una ocasión a bañistas que habían quedado atrapadas por alguna corriente, no lograban salir del mar y estaban pidiendo auxilio. Concretamente, una media de entre cinco y seis personas cada verano, «entonces supongo que poco a poco se nos irá apreciando más», comenta Blanch, con la esperanza de que el surf continúe creciendo hasta que se dedique una playa a deportes acuáticos, «y las otras cuatro al baño libre».
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