Los niños cantores del Misteri ponen a prueba sus voces esta tarde

Los niños cantores del Misteri d'Elx pondrán a prueba sus registros sonoros en la tradicional 'Prova de Veus' que tendrá lugar esta tarde en el salón de plenos del Ayuntamiento ante la presencia de la corporación municipal.

Este acto supone el inicio de los preparativos del Misteri d'Elx, declarado Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad por la Unesco en 2001, y que culminarán los próximos días 14 y 15 con la representaciones de 'La Vespra' y 'La Festa'.

Los ensayos preliminares seguirán el día 10 con la 'Prova de l'Àngel' y la puesta a punto de los aparatos aéreos que suben y bajan a treinta metros de altura desde la cúpula de la Basílica de Santa María, como la Magrana, el Araceli o la Coronación.

Además, la "Prova de l'Àngel" sirve también para conocer si los pequeños cantores sufren de vértigo al subir en los aparatos aéreos.

Los denominados ensayos generales se llevarán a cabo los días 11, 12 y 13 de agosto, previos a las representaciones del 14 y 15.

Por tradición, aunque existen salvedades, este tesoro cultural de Elche se representa en agosto coincidiendo con la festividad de la Virgen de la Asunción, patrona de la ciudad ilicitana.

En el primer acto de este drama, denominado la 'Vespra' y que se ofrece el 14 de agosto, se escenifica la muerte de la Virgen, mientras que la segunda parte o la 'Festa', que tiene lugar al día siguiente, versa sobre su coronación y ascensión al cielo.

En el Misteri d'Elx, en el que participan actores y cantores no profesionales -todos ellos niños y adultos varones-, las escenas cobran vistosidad y carga expresiva, sobre todo cuando desciende un ángel (interpretado por un niño) en el interior de un aparato denominado Mangrana, desde lo alto de la cúpula de la basílica.

Este drama sacro-lírico comenzó a representarse, según los investigadores, en el siglo XV, pero tras decenas de años de escenificación, a mitad del siglo XVI, el Concilio de Trento lo prohibió.

Fue necesaria la implicación de los ilicitanos y entidades religiosas locales a la hora de demostrar su devoción y culto a la Virgen María para que, en 1632, el Papa Urbano VIII otorgara un permiso o bula papal para que el Misteri d'Elx volviera a representarse.