Sumar propone crear un banco de tierras nacional

La iniciativa ha suscitado enseguida muchas críticas de sectores económicos por considerar que encierra una política intervencionista que no está acorde con los tiempos y atenta contra el derecho de propiedad privada. Además la comparan con diversas disposiciones administrativas para intentar limitar los precios de compra y alquiler en el mercado inmobiliario urbano, lo que ha generado, donde se ha llegado a aplicar algo de esto, mayor retracción y encarecimiento del mercado.

Sin embargo, las casas no son como los campos, las circunstancias, los problemas y la amplísima diversidad de situaciones distan muchísimo entre una cosa y otra, de modo que no siempre son aplicables los mismos criterios en ambos terrenos. Tanto es así que casi todas las autonomías tienen hoy leyes de desarrollo agrario o con denominaciones similares en cuyos articulados se afronta la conveniencia de reformar las estructuras agrarias, incluyendo la posible intervención sobre la propiedad que prefiere dejar sus tierras incultas, subexplotadas o totalmente abandonadas, cuando hay agricultores faltos de la suficiente dimensión territorial para que su actividad profesional resulte viable.

La Ley de Estructuras Agrarias de la Comunitat Valenciana también entra en ello, planteando incluso la posibilidad de expropiar fincas abandonadas. Y fue aprobada en Les Corts por unanimidad. Otra cosa es que después no haya habido suficiente decisión política para poner en marcha lo que allí se establece y convencer a quienes, pese a todo, siguen reacios a intentar avanzar por ahí.

Ya el régimen de Franco promulgó una Ley de Fincas Manifiestamente Mejorables que en la práctica hizo poco. Las leyes actuales emanan de aquello.

La propuesta de Sumar va en una línea parecida y habla claramente de respetar siempre los derechos de los dueños de tierras que no se trabajan, estableciendo criterios técnicos claros para definir qué se considera abandono o subexplotación, «con el fin de evitar situaciones de inseguridad jurídica o posibles controversias interpretativas».

Por otro lado se citan los ejemplos de bancos de tierras municipales o provinciales, cuando la realidad nos indica que este tipo de iniciativas viven o han vivido sobre el papel, con escasísimas soluciones efectivas. Al final se impone la ley del mercado: quien tiene interés vende o compra, sea particular o no, modesto, mediano... o un fondo de inversión.