Una ley que intenta seguir a sus hermanas europeas
Legislaciones como la francesa y la de Estonia destacan por un amplio abanico de recursos para atraer talento y para crear empresas a golpe de click
La nueva ley de startups, que espera su ratificación final en el Congreso con una unanimidad política que suele ser inusual, se ha diseñado ... mirando a sus hermanas mayores. Aquellas que ya llevan tiempo funcionando en otros países de Europa. Eso sí, con sus particularidades, ya que aunque la legislación se asemeja en grandes rasgos al de otras, lo cierto es que existen algunos matices que las diferencian.
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Francia y su abanico de visados
Mientras que en España se facilitará un visado para nómadas digitales, en Francia existen distintos tipos de permisos y visados dependiendo de la situación del emprendedor. Pero, sin duda, la joya de la corona de la ley gala es el programa French Tech Ticket. Se trata de un plan de financiación para cubrir gastos, que además incluye un período de un año con una incubadora asociada, un permiso de residencia, un programa de networking y formación, además de una asistencia para acompañar en las gestiones burocráticas.
Estonia: crear una empresa con un click
Estonia, por su parte, destaca por varios aspectos que los separan bastante de España: se puede crear una firma vía online en tan solo 15 minutos y realizar la declaración de impuestos en menos de tres. Además, no pagan impuesto de sociedades. Además, juega a su favor que en educación primaria ya cuentan con asignaturas de programación, por lo que hay una formación más desarrollada.
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Alemania: el peor de los ejemplos
Alemania, por muy difícil que pueda parecer, no queda precisamente en una posición muy ventajosa en la comparativa. Y es que, pese a que ofrece ayudas económicas para el emprendimiento, no cuenta con una tramitación simplificada. Además, las visas a no residentes de la Unión Europea no están específicamente destinadas a startups.
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Irlanda, más allá de su fiscalidad
No se puede obviar el caso de Irlanda, de sobra conocido por Google y Facebook. Los principales argumentos a favor de la creación de startups son que la burocracia y los impuestos son reducidos. Existe el Knowledge Development Box, un plan que ofrece ayudas impositivas en activos como las patentes gestionadas en el país. Además, cuenta con un programa de transferencia de conocimientos entre centros de investigación y empresas. Y, por su puesto, un programa nacional para la creación de startups que contempla una red de apoyo valorada en 30.000 euros.
Tener 5.000 euros en el banco: la exigencia de Portugal
Y por no irse muy lejos, España también puede mirar a su vecina Portugal, que destaca también por contar con un permiso de residencia enfocado en emprendedores de todo el mundo. Para optar a este visado, se debe probar que el proyecto está centrado en la tecnología su capacidad para generar empleo cualificado. Una curiosidad es que hay que demostrar tener 5.146 euros en el banco y que el negocio tiene una proyección de alcanzar en cinco años un volumen de negocio de más de 325.000 euros al año.
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