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José Luis Bonet, en Valencia, tras participar en un encuentro con la Asociación Española de Directivos (AED). Jesús Signes

José Luis Bonet: «El consenso sería necesario en la vida política, pero no lo va a haber»

El presidente de la Cámara de Comercio de España lamenta el clima de crispación actual y pide una reforma del sistema educativo para acercarlo a las empresas

Isabel Domingo

Valencia

Lunes, 6 de marzo 2023, 00:48

Ha sido reelegido presidente de la Cámara de Comercio de España por unanimidad hasta 2026, por lo que afronta su tercer mandato en una institución ... que tuvo que reinventarse tras el golpe de Rodríguez Zapatero en 2014. Presidente de honor de Freixenet y expresidente de Alimentaria y de Fira de Barcelona, José Luis Bonet reconoce que le va «la marcha», que es «un optimista visceral» y que si aún tiene que aportar a la sociedad «¿por qué me he de jubilar?».

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–Empresarios y empresas siguen de actualidad por los ataques de una formación política que está en el Gobierno de España. ¿Por qué cree que algunos se empeñan en resaltar una mala imagen del empresariado?

–Hay mucha demagogia. Hay que pensar que esto va a beneficiar al empresario porque la gente se hace preguntas, piensa y llegará a la conclusión de que las empresas son la base del sistema y, en definitiva, todo el progreso y el bienestar viene, fundamentalmente, porque las empresas en su conjunto hacen su trabajo. Y digo el conjunto: el empresario es el líder y también están los directivos y los trabajadores. Si uno ve lo que ha pasado en España en los últimos 60 años, ese salto enorme hacia el progreso, la modernidad y el bienestar, y se pregunta por qué, la razón es por cómo estamos organizados, por el sistema de economía social de mercado donde la empresa es la clave. Poner en cuestión a los empresarios es, al final, realzar su figura, sus logros. Si esto hubiera ido mal como ha pasado en los sistemas comunistas, entonces los responsables serían ¡qué sé yo!, pero en países como el nuestro quienes tienen el mérito de haber conseguido cosas son las empresas.

–¿Tienen que reivindicarse más?

–No. Creo que los empresarios tienen que hacer lo suyo: trabajar en su empresa y procurar que avancen para que todos estén mejor. Los que tenemos que hacer un especial esfuerzo, aunque quizás no tenemos los medios necesarios ni ponemos el esfuerzo que toca, somos las instituciones representativas de los empresarios. El escenario no lo deben ocupar los que están distrayendo a la gente explicándoles eso del puro y demás. No. El escenario tienen que ocuparlo los que enseñen que con las empresas como motor hemos ido bien. Y empresarios y colaboradores (directivos, trabajadores, etc.) se entienden, cooperan... no hay esa lucha de clases que se dice.

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–¿Cómo valora el traslado de sede social de Ferrovial?

–Es un tema que tiene su complejidad y hay que esperar a oír lo que la propia empresa explique sobre la decisión. No comparto la idea de que esto haya sido una reacción; es un tema que se deriva de los intereses de la compañía en su progreso, pero no conozco las motivaciones.

«Ojalá hubiera planteamientos racionales en la campaña electoral, pero veremos qué pasa»

–En su discurso de aceptación como presidente dijo que la cooperación empresarial está sustituyendo la falta de acuerdo político. ¿Hay una excesiva crispación en la vida política?

–Sí. Creo que el consenso sería necesario en la vida política, pero no lo va a haber. Aunque cada vez hay más colaboración público-privada. Ahí está, por ejemplo, el kit digital, que es una colaboración del sistema cameral y de una entidad pública como Red.es.

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–¿Se debería potenciar más?

–Soy muy partidario. En los años 90, cuando empecé a hablar de ello, me miraban un poco raro y, sin embargo, ahora todo el mundo hace alusión. ¿Por qué? Porque juntos vamos mejor.

–Recupero otra frase suya, ésta de 2020 y en un congreso celebrado en Valencia en plena pandemia: «Basta de demagogias y ensoñaciones, vayamos a salvar a la gente y a las empresas». Tres años después, si ponemos un termómetro a las empresas, ¿qué resultado obtendremos?

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–España no ha entrado en recesión y no creo que lo haga, pues vamos viendo datos que son positivos. Creo mucho en la potencia que tiene España. España tiene potencia pero hay que trabajar esto con talento y tenacidad.

–¿Entonces no ve señales de alarma en la economía?

–No. Hay razones para el optimismo viendo lo que ha pasado en España en los últimos sesenta años en el ámbito de la economía. Se ha producido por la estabilidad; segundo, el ánimo de los empresarios; tercero, consenso político, que no lo hay, pero hay colaboración público-privada; cuarto, apoyo de las democracias occidentales, hay 140.000 millones para cambiar el tejido productivo; el turismo extranjero, que ha regado la estructura económica del país. ¿Se está dando esto ahora? Sí, todo.

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–¿Han sido suficientes las medidas adoptadas para atajar el contexto económico actual?

–No. Se han tomado medidas que están bien, atendiendo a sectores y personas vulnerables, pero el Gobierno debe apoyar todavía más a sectores como, por ejemplo, el azulejero. Y hay medidas que no se han implantado todavía, por ejemplo, la deflactación en los impuestos. Lo que no puede ser es que haya inflación afectando a las rentas de la gente y no se toquen los impuestos. Y se podría haber hecho más en apoyo a la internacionalización.

«La educación tiene asignaturas pendientes, como la orientación personal y profesional o el valor de emprender»

–¿Cuál es el gran reto de las empresas y la economía española?

–En el inicio de mi segundo mandato en la Cámara, en 2019, expliqué que nos íbamos a dedicar a sostenibilidad, digitalización, formación, internacionalización y emprendimiento. Luego Europa habló con los Next Generation y dijo sostenibilidad, formación y digitalización, así que no íbamos desencaminados. Sin embargo, no habla de internacionalización y emprendimiento porque otros países lo tienen hecho, pero España no. Así que España tiene que ponerse al mismo nivel, sobre todo en internacionalización de las pymes, en emprendimiento y en el reconocimiento de la importancia estratégica de las empresas.

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–¿Falta cultura del emprendimiento?

–Por supuesto. Ahí entraríamos en lo que debe dar la educación, que tiene asignaturas pendientes muy importantes, por ejemplo, la orientación personal y profesional, los valores que sustentan alcanzar esos propósitos y que el valor de emprender conduce a mejorar la cosas desde el punto de vista del bienestar de la gente.

–¿Sigue siendo un hándicap adaptar los itinerarios formativos a las necesidades de las empresas?

–La educación es el gran tema y se necesita reflexionar y poner en marcha reformas sustanciales en todos los niveles, desde la educación básica hasta la universidad, por supuesto fomentando la formación profesional. ¿Por qué? Porque nos encontramos un gap entre lo que las empresas necesitan y lo que ofrece el sistema educativo.

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–Fondos europeos. Hablamos mucho de ellos, de cómo van a ayudar a la transformación del tejido productivo y, al mismo tiempo, de que no llegan. ¿Dónde está el embudo?

–En 2008, Europa no estuvo a la altura pero ahora sí. Esto tiene que llegar al tejido empresarial. Los PERTE son proyectos de grandes empresas e irán bien, hay tiempo hasta 2026. Segundo, España es un país de pymes y tienen que llegar. Esto se puede hacer ,y se está haciendo, con colaboración público-privada.

–¿Qué deberes le pone a España para la presidencia semestral del Consejo de la UE?

–Trabajar en la cohesión europea, seguir la línea de los Next Generation y buscar una mayor posición en el mundo desde un punto de vista geopolítico.

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–¿Qué espera de la próxima campaña electoral?

–Ojalá hubiera planteamientos racionales en la campaña, pero la política es como es y veremos qué pasa. Hay un planteamiento que no ha sido bueno, que ha sido la presión soberanista en Cataluña, pero está en vías de volver a la normalidad; todo el mundo sabe que la independencia no tienen sentido. Ha perdido fuelle Cataluña como motor de España y esto no puede ser, su vocación debe ser de liderazgo.

–Recordando a Miguel de Unamuno, ¿le duele Cataluña?

–Claro. Me duele Cataluña, me duele España, me duele Europa.

«Lo que no puede ser es que haya inflación afectando a la gente y no se toquen los impuestos"

–Es uno de los rostros habituales en los actos del movimiento #QuieroCorredor. ¿Le encuentra explicación al retraso de esta infraestructura?

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–Es de esas cosas inexplicables y hay que apoyar iniciativas como ésta. Tiene que plantearse una conectividad en la zona más importante del tejido productivo de España. Hay territorios que esperan el corredor mediterráneo como agua de mayo. Extremadura, Huelva o Almería son de un atractivo fundamental cuando tengan esa conectividad.

–Esto va a parecer un chiste… Es un catalán afincado en Madrid, ¿cómo nos ve a los valencianos? ¿Nos falta más reivindicación?

–No sólo los valencianos... Los andaluces, los extremeños, los aragoneses y los vascos van a sentarse en la mesa del poder de España junto a Madrid y Cataluña.

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