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Cómo fumigar cultivos a ras de árboles y plantas y sin pérdidas por deriva aérea

Los drones irrumpen en el mercado de maquinaria para aplicaciones fitosanitarias con eficacia y costes competitivos

Vicente Lladró

Valencia

Lunes, 27 de octubre 2025, 00:11

El empleo de drones para realizar aplicaciones fitosanitarias sobre cultivos agrícolas está alcanzando elevados niveles de efectividad, lo que motiva un interés creciente entre ... los agricultores que eran reacios y el surgimiento de empresas que se especializan en la prestación de estos servicios, al igual que existen firmas y agricultores particulares que de forma habitual realizan labores para terceros en tareas de podas, trituración y por supuestos fumigación contra plagas mediante turboatomizadores.

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Hasta hace bien poco, el papel de los drones en agricultura parecía centrarse sobre todo en tareas de captación de imágenes, detección de plagas, control de intensidades de vegetación de plantaciones o controles y vigilancia. En aplicaciones fitosanitarias, la fumigación directa sobre cultivos, se ha ido progresando paulatinamente, hasta llegar a un punto en el que el uso de drones ya se contempla con criterios de eficacia y competitividad por costes, incluso en utilizaciones que se consideraban exclusivas para otras máquinas.

Días atrás asistimos a una demostración práctica a cargo de la empresa de Sergio Arnau, de Nules, que lleva años especializándose en estas tareas y ha crecido en consonancia con la disponibilidad de aparatos más potentes y versátiles y el interés de cultivadores dispuestos a probar con estos aparatos... y después a repetir, dados los buenos resultados.

La legislación europea mantiene todavía la incongruencia de no permitir robots aéreos para aplicar plaguicidas Sí se autorizan para bioestimulantes y ciertos fitosanitarios con permiso previo que a veces tarda varias semanas en llegarAumenta el tamaño y la aptitud de estos aparatos, lo que genera gran interés entre muchos agricultores reacios hasta ahora

Las pruebas se efectuaron en una finca de cítricos de El Puig de Santa María propiedad de la empresa Fertinagro Biotech, que está trabajando para ofrecer a sus clientes un servicio complementario de aplicación de algunos de sus nutrientes y productos bioestimulantes por vía foliar mediante drones.

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El aparato empleado (el que se ve en la foto) carga 40 litros de caldo (agua más el producto a aplicar) y puede tratar una hectárea de cultivo arbolado, como en este caso, en 45-50 minutos. Funciona con batería de litio y el equipo lleva un generador eléctrico con carga rápida, a fin de cambiar los dispositivos conforme se van descargando e intercambiarlos con rapidez, sin perder tiempo. Cuando el dron está terminando su carga de pulverización, regresa de forma automática al punto base para recargar. Y lo mismo cuando se le está agotando la batería. Llega, aterriza, el operario sustituye las pilas, o recarga el depósito, y vuelve e a despegar, regresando al punto exacto donde dejó de pulverizar.

El dron tiene marcados los límites de cada parcela, para no salirse de ella, y evoluciona un par de metros por encima del cultivo, de forma que favorece así la dispersión del caldo que pulveriza hacia abajo mediante varias boquillas y se evita la dispersión hacia los lados o hacia arriba, como ocurre sin querer en otros sistemas de aplicación.

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Este detalle sorprendió mucho a los agricultores y técnicos que asistieron a las demostraciones: comentaban que no se apreciaba deriva aérea del líquido pulverizado, lo que favorece que no se pierda nada donde no se debe y que no se contamine el entorno. Con tractor y turbo siempre hay pérdidas a la atmósfera, por la misma forma de dispersión que se emplea, aunque en los últimos años se trabaja mucho en minimizar estas derivas.

De igual modo agradó a los presentes comprobar que, a diferencia de otros modelos de drones más pequeños, este formato grande es capaz de lanzar cantidades apreciables sobre el follaje, lo que abre posibilidades para más tipos de aplicaciones con eficacia.

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Esto no quiere decir que el dron (cuando tenga plena autorización) vaya a sustituir al turboatomizador clásico u otros aparatos tradicionales de fumigación, que seguirán siendo necesarios para aplicaciones concretas y especialmente las que precisan mucho caldo y mojar al máximo, como por ejemplo para combatir cochinillas y arañas rojas. No obstante, el dron está irrumpiendo con fuerza en el mercado de maquinaria agrícola aportando soluciones, algunas con ventaja.

El dron no pisa el suelo, lo que puede ser esencial en hortalizas, arroz, trigo y otros cultivos bajos; o cuando ha llovido y hay barro, o los árboles están muy juntos y se puede dañar la cosecha. En frutales puede ser muy eficaz para aplicaciones concretas, como en fincas escalonadas y sin sitio para el tractor, operaciones de parcheo contra la mosca Ceratitis y, desde luego, tratamientos con nutrientes, bioestimulantes y correctores de carencias, que es en lo que ahora sí está permitido el uso del dron.

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Porque la UE todavía no lo ha autorizado para todo, mantiene la prohibición general de fumigación aérea de plaguicidas y equipara un pequeño dron al helicóptero o la avioneta. Cabe esperar que en poco tiempo cambien las cosas, porque no tiene sentido que se fabriquen a mansalva drones para destruir casas y matar personas y no se puedan usar para la guerra contra plagas que estropean los alimentos. Ahora mismo sólo se permite para rociar con plaguicidas algunos usos concretos, como el arrozal, previa solicitud de permiso que suele tardar semanas.

Los precios del servicio: entre 25 y 240 euros por hectárea, según extensión de la finca y tipo e intensidad de cada fumigación.

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