Espai Solidaria, construir comunidad en Valencia y Benín
Un lugar de diálogo, de solidaridad, de moda circular y de construcción de comunidad a través de las economías transformadoras
Las obras de la Calle Alicante de Valencia han impedido que Espai Solidaria sea un lugar tan conocido como debiera. A primera vista, es una vistosa tienda de ropa, pero en realidad es mucho más. Es un espacio de diálogo, de solidaridad, de moda circular y de construcción de comunidad a través de las economías transformadoras.
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Nace de la ONGD Juntos por la vida, que lleva desde 1994 trabajando con niños afectados de Chernobyl. Primero como extensión de Abogados sin Fronteras y, posteriormente desde 2008, como Juntos X la Vida. Hace nueve años, su presidenta, Clara Arnal, puso en marcha Espai Solidaria, un brazo más de la fundación cuyos beneficios íntegros son destinados a Benín, en África, donde ya se han construido tres colegios exclusivamente de lo que se vende en la tienda.
Lo que diferencia al Espai Solidaria de otras asociaciones y colectivos es que, con el trabajo que hacen en Valencia, no solo dinamizan y fomentan el tejido vecinal de nuestro territorio, sino también el de Benín. La construcción de esas tres escuelas allí, ha facilitado el desarrollo de comunidades a su alrededor. Porque la ONGD trabaja de manera integral, según explica Clara Arnal: «Puedes darle formación a los niños, pero si no trabajas también para ayudar a sus madres, es inútil. Son ellas las que, al final, se encargan de sensibilizar a sus hijos y darles una educación». Por ese motivo, trabajan para alfabetizar a esas madres y las ayudan a estudiar formación profesional, por ejemplo, en costura. Esas mujeres en cuestión cosen en Benín por un sueldo justo (según la presidenta, el doble de lo que se suele cobrar allí), y la fundación trae la ropa que cosen al Espai Solidaria en Valencia. Quien vaya a la tienda podrá ver la gran variedad de vestidos africanos que oferta. Y los beneficios, como explicábamos antes, se destinan a Benín de nuevo, cerrando un círculo en el que se combina la sostenibilidad, el comercio justo y la pura humanidad.
Pero el tejido vecinal no solo se construye vendiendo ropa. El Espai ofrece muchas más cosas. En el interior del local hay una librería solidaria con libros de segunda mano, un taller de costura donde arreglan y customizan parte de la ropa que les llega y un espacio cultural donde se celebran charlas, talleres, presentaciones de libros, coloquios... Hace poco, el Espai organizó un cinefórum llamado 'Cine y paz', con películas de directores ucranianos y palestinos. El objetivo es hacer comunidad desde lo social.
La labor del espacio no se queda ahí. También tienen un banco de alimentos del que se benefician la friolera de cuarenta y dos familias con dificultades económicas. Y por si fuera poco, en el taller desarrollan la iniciativa 'Inclusión entre telas', donde enseñan costura y confección a mujeres en riesgo de exclusión.
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Prácticamente toda la ropa que venden viene de donaciones particulares, algo que cuesta creer cuando uno ve el almacén del que disponen, donde percheros y paquetes sin abrir repletos de prendas se apilan unos sobre otros desde el suelo hasta el techo, a la espera de que alguna de sus voluntarias realice el triaje y lo saque a la tienda.
En España se deshecha un millón de toneladas de ropa cada año. Para Clara Arnal, proyectos como este sirven para «romper el ciclo de montones y montones de ropa que acaban en los vertederos de África», donde no hay demanda para las miles de millones de toneladas de prendas que reciben cada año (solo al mercado de Cantamano de Ghana llegan alrededor de quince millones de prendas usadas a la semana). El modelo de Espai Solidaria es la única forma de hacer que la industria de la moda sea circular.
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Este reportaje ha sido realizado por LAS PROVINCIAS y Caixa Popular, la entidad cooperativa, valenciana, con valores sociales y solidarios. Una banca diferente que destaca por la gestión ética y profesional y por su solvencia. Una cooperativa que crece generando riqueza local, ocupaciones estables y con una sensibilidad social diferente a otras entidades. La principal entidad financiera valenciana se convierte en un ejemplo práctico de cómo la banca puede contribuir a una economía más justa y equitativa mediante los valores de la Economía Social.
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