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El Rey Enigma, durante la mañana de este jueves, jugando al ajedrez a la vez en veinte tableros. Irene marsilla

El Rey Enigma, el Banksy español del ajedrez, conquista la plaza de la Reina: 20 simultáneas, con 18 triunfos

El misterioso personaje, célebre en las redes sociales entre los fans de esta disciplina deportiva, corona los actos de conmemoración del 550 aniversario de la creación del ajedrez moderno, una hazaña con ADN valenciano

Jorge Alacid

Valencia

Jueves, 10 de julio 2025, 13:26

Son las nueve y media de la mañana de un bochornoso jueves de julio, según anuncian las campanas de la catedral por la plaza de ... la Reina y alrededores, cuando un misterioso hombre camina en dirección a la esquina que preside la estatua erigida en honor al arquitecto Guastavino. Llama la atención por su extravagante indumentaria: ataviado de la cabeza las pies por un disfraz que le cubre incluso la cara, sobre el cual luce un polo blanco y unos pantalones negros, el protagonista de esta historia llega hasta el punto donde una veintena de jugadores se reparte alrededor de otros tantos tableros de ajedrez. Saluda brazo en alto a la ovación que recibe de los deportistas (donde prolifera la franja de edad adolescente) y sus acompañantes, además de los curiosos que pasaban por ahí, y se somete al ritual de las presentaciones. ¿Quién es este misterioso sujeto recibido como si fuera una estrella del rock versión blancas y negras? Con todos ustedes, el famoso Rey Enigma, de visita en Valencia para coronar con su presencia los actos que conmemoran los 550 años de un acontecimiento central para esta disciplina deportiva: fue entonces cuando precisamente en Valencia quedó sellado el código normativo que durante todo este tiempo guía la práctica de los aproximadamente 600 millones de personas devotas de un ¿pasatiempo? que en la escala española tiene a nuestro hombre entronizado en el nivel 2.0: un famoso ajedrecista cuyo auge sólo se explica mediante el astuto uso de las redes sociales. El Banksy español del ajedrez.

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Así dieron los organizadores con el Rey Enigma. Mediante un contacto inicial que luego fructificó, abrió paso a una serie de negociaciones y se plasma esta mañana de un sofocante verano para dicha de sus fans. De los devotos al ajedrez en general y de quienes tienen a este caballero coronado como una suerte de guía supremo: tal vez ese jugador que fantasean ser mañana los más jóvenes de sus rivales de esta mañana. La palabra rival en todo caso no es muy exacta. Sintoniza mal con el espíritu de índole más bien informal (aunque serio y riguroso, muy bien organizado) que preside la celebración de las simultáneas: el Rey Enigma abre con blancas en cada tablero como es preceptivo (un movimiento de peón en la mayoría de los casos, con el caballo en los restantes) y enfundado en sus zapatillas Vans con su decoración también ajedrezada va avanzando en la veintena de jugadas de acuerdo con una depurada técnica que alaba José Antonio Garzón, referencia clave del ajedrez valenciano y el hombre que ha orquestado este momento tan especial.

De hecho, a Garzón le corresponde el honor de abrir el juego antes de que se desaten las hostilidades en las simultáneas: abre con blancas una partida que le enfrenta al Rey Enigma según el modelo que en 1475 años quedó sellado para la posteridad en el poema 'Scachs d'amor', la obra en verso de los escritores valencianos Francisco de Castellví, Bernardo Fenollar y Narciso de Vinyoles. Garzón le explica todo esto a su contrincante mientras la partida progresa (ganan las blancas como es norma para honrar con el final feliz del poema) y el Rey Enigma le da la mano al ganador, mientras comenta admirado lo singular del juego que acaba de concluir. «Buena observación», le responde Garzón. Se refiere a que esa jugada pionera del ajedrez moderno concede un especial protagonismo a la Reina, la dama de la historia amorosa que se relata en el poema. Dos palabras que anteceden el instante cumbre de la mañana. El Rey Enigma, que se expresa por cierto con una voz atiplada que huele a adulteración para que mantener en efecto el misterio en torno a su figura, reparte su ingenio y su sudor (hoy suda todo el mundo: no tiene gran mérito) entre los tableros y acredita la solvencia que le precede. Garzón cuenta que dispone de un elevado nivel en el ranking nacional que, de dedicarse con una intensidad superior o hacerse incluso profesional, le permitiría medirse en pie de igualdad con los mejores de España. «Sería el mejor de Valencia sin duda», añade.

La mañana prosigue, tablero a tablero, según una secuencia multiplicada por veinte. Entre sus adversarios figura un caballero de cierta edad y piel aceitunada, que habla perfectamente español a pesar de que nació en la India. Se llama Birju, informa entre susurros, apócope de su nombre completo: Birjkumar Hassomal-Daswani. No levanta la voz para mantener el aire semiconventual con que se dilucida este protocolo, mientras apunta en un papelito cada jugada y aguarda a que el Rey Enigma se sitúe enfrente para ejecutar el siguiente movimiento. Según Garzón, el elevado nivel del protagonista de la mañana le debería permitir ganar 18 de las partidas y conceder un par de tablas, según un vaticinio que dos horas más tarde casi se confirma. En efecto: se lleva 18 victorias, pacta unas tablas e inclina la rodilla en otro caso. Entre sus triunfos, el que tuvo que aceptar el amigo Birju, que despidió al Rey Enigma como el resto de concurrentes. Como un enigma por supuesto, aunque sobre su personalidad menudean las leyendas, tantas como las recogidas en su perfil de wikipedia. A saber: «Ajedrecista y creador de contenido español de identidad desconocida. Ha jugado partidas contra figuras del ajedrez como Garri Kaspárov, Anatoli Kárpov, Magnus Carlsen, Judith Polgár y Aleksandra Kosteniuk. Tiene más de 3 millones de seguidores en TikTok, más de 2 millones de seguidores en YouTube y más de medio millón en Instagram«.

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Así que sigue siendo un enigma. Y sigue siendo el Rey.

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