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El repóquer de Puchol II y la espina de Tomàs II

El escaleter de Vinalesa gana su quinta Copa de escala i corda y se convierte en el primer pilotari que la consigue en propiedad | La pareja forja su victoria ante De la Vega y Jesús en un vertiginoso inicio que permite al mitger alzar el título tras perder dos finales (60-35)

Domingo, 10 de noviembre 2019, 23:57

«Aún no tiene hueco, pero deberá ser grande». Puchol II habla con su sonrisa socarrona. La de los días en los que está plenamente satisfecho. De reojo mira hacia el lugar donde descansa el armatoste que ha conquistado media hora atrás. «Igual se la dejo a la gente de mi club, ya veremos», desliza. A los incondicionales que en cuanto concluye una partida importante saltan a las losas para fotografiarse con él. Y ayer el escaleter de Vinalesa había hecho historia. Ha ganado cinco veces la Copa, tres de ellas de forma consecutiva en los últimos años. Se mire por donde se mire, había logrado el salvoconducto para llevarse el trofeo recién estrenado a casa. Es el primer pilotari que lo consigue.

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"Al final es un motivo de orgullo y una señal de que llevas un tiempo haciendo las cosas bien", reconoció Puchol II. "Cuando pasen los años, también se recordará que he sido el primero", subrayó. Al final concedió que durante la semana no ha querido hablar de esto por una especie de superstición. "¡Es que tampoco queda bien referirse a una Copa que aún no has ganado!".

Pero ayer sí. Puchol II ya tenía su repóquer, pero no de picas ni de corazones. De Copas, como si se tratase de la baraja española con la que se juega a algo tan valenciano como el truc. Ahí no hay comodines, como en la modalidad de póquer que permite completar el repóquer, esto es, cinco cartas del mismo rango. Como Copas tiene Puchol II.

Él es un comodín en la Copa de escala i corda: últimamente, quien disputa la competición con el resto de Vinalesa, la gana. En los tres postreros años lo ha hecho de forma consecutiva con Monrabal II, Carlos y Tomàs II. El pilotari de Xalò lo sufrió el año pasado, también en Guadassuar, pero en esta edición se ha aliado con Puchol II para quitarse una espina que llevaba clavada.

Y bien clavada. "Se te pasa por la cabeza. Piensas: '¿Y si pierdo una tercera?'. Pero para caer en una final tienes que jugarla", subrayó. En 2019 no le tocaba otra decepción porque más que un comodín tenía como baza al rey de Copas.

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Juntos han conformado un binomio de hormigón que ha transitado por la última competición oficial del año con paso firme. Sólo han perdido una partida en todo el torneo –y en iguales a 55–, eso sí, contra sus rivales en la final. Y ahí residía la duda razonable de si De la Vega y Jesús podían hincarles el diente.

Pero Puchol II impuso desde el inicio su condición de rey de Copas, pero de monarca absolutista. "Estamos muy compenetrados, podríamos estar jugando juntos todo el año", destacó sobre su compañero Tomàs II. "Son justos ganadores. Javi (Puchol II) es el resto de referencia y el pilotari más completo de la plantilla. Además, en este trinquet juega muchísimo", concedió De la Vega.

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Después de los tres primeros parciales en los que se sumó desde el resto, Puchol II y Tomàs II arrollaron. Se vio buena partida, no es que al otro lado de la cuerda carecieran de rivales, pero es que no concedían ni una rendija para que les hicieran quinze. En un santiamén se colocaron 45-20, mientras los postores llegaron a dar de 20.

Entonces llegó la reacción de De la Vega y Jesús, que despertaron los demonios de Tomàs II. "Ahí confieso que he perdido un poco los papeles, porque hay un momento en el que pienso que nos remontan. Son dos pilotaris que si se agarran a jugar, luego te cuesta hacerles daño", admitió el de Xalò: "A Puchol le he visto mucho más tranquilo".

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45-25, 45-30, 45-35... y el rey de Copas ni se inmutó. "El guión de este tipo de partidas suele ser muy parecido. A un equipo como este no lo dejas en 20, yo lo tengo claro. Pero has de tenerlo en la cabeza, no venirte abajo y empezar a pensar en todo lo malo", indicó Puchol II: "Cuando veo a Tomàs II todo nervioso le digo: 'Tranquízate, hay que ir paso a paso'. Cuando se ven detrás en el marcador, de la Vega y Jesús arriesgan más y empieza a salirles todo. Pero yo pienso que no pueden aguantar a ese ritmo".

Acertó. 50-35, 55-35 y 60-35. "El que golpea primero lo hace dos veces. Nosotros pagamos el inicio. Era muy complicado igualar a 45 y acabar remontando. No perdemos la fe, pero lo teníamos muy difícil", reconoce Jesús, dos veces campeón de Copa , desde ayer, finalista en otras tantas ocasiones. Su lectura era positiva. Incluso en el último toque de pimienta de la partida, un quinze que los jueces dieron al equipo rojo porque entendieron que Jesús había levantado la mano concediéndola. "Si me toca la pelota, siempre la doy. Pero alcé el brazo pidiendo que estaba parada. Al final todos nos equivocamos y para hacerlo hay que estar ahí", comentó. Y para estar, es preciso ganárselo. Como De la Vega y Jesús, que sólo han claudicado ante el rey de Copas.

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