Los brotes verdes del Real Madrid en San Mamés
El compromiso de sus futbolistas, la reordenación táctica y el abrazo terapeútico de Xabi Alonso con Vinicius ofrecen motivos para la esperanza a los blancos
Conviene mantener un punto de escepticismo por el cariz del duelo, la debilidad del rival y la necesidad de comprobar si es capaz de darle ... continuidad a lo que mostró en San Mamés, pero la visita que efectuó este miércoles a La Catedral puede suponer un interesante punto de partida a la hora de resolver el debate identitario en el que se halla sumido el Real Madrid. Justo en el momento en el que se encontraba más exigido, después de un mes sin ganar en Liga, Xabi Alonso dio un golpe de autoridad en un escenario de tronío, revitalizando con ello un proyecto que los resultados y el juego de los blancos habían puesto en tela de juicio.
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Frente al Athletic se vio a un equipo comprometido, intenso en la presión, vertical y letal con espacios, aunque también concedió tres claras ocasiones a los leones que obligaron a Courtois a sacar a relucir sus superpoderes. El terapeútico abrazo final entre Vinicius y Xabi Alonso sirvió para redondear una tarde en la que varias cosas le salieron a pedir de boca al Real Madrid.
Una de las claves del giro de timón estuvo en la disposición táctica que ordenó Xabi Alonso. El tolosarra configuró a su equipo a partir de un 4-4-2 en fase defensiva que se transformaba en un 3-5-2 en ataque, con Trent y Carreras abiertos como carrileros y Tchouaméni incrustado entre los centrales. La reubicación del pivote de Ruán ayudó a mejorar la salida desde atrás del Real Madrid, que buscó principalmente pases en largo a la espalda de los centrales persiguiendo las rupturas en profundidad de Vinicius y de Mbappé. El brasileño y el francés mejoraron su sintonía jugando ambos por dentro e hicieron muchísimo daño al cuadro de Ernesto Valverde, especialmente el '10', que completó otra faena antológica en el mismo recinto en el que tocó fondo un año antes.
Dicho sistema, que Xabi Alonso ensayó con resultados prometedores durante el Mundial de Clubes, podría pasar a ser el nuevo cuaderno de bitácora del Real Madrid, al menos frente a rivales que, como el Athletic, eludan disponer ese bloque bajo que tanto se le atraganta a la escuadra de Chamartín. Ese esquema potencia la figura de Tchouaméni, que volvió a destacar en la guarida de los leones, donde fue el jugador del Real Madrid que más intervenciones tuvo (104).
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Mbappé y Courtois son dos apagafuegos como una catedral
También brillaron Camavinga y Bellingham. El francés se convirtió en uno de los principales agitadores del choque y marcó un gol de cabeza, pero volvió a toparse con la cruz de las lesiones. Sufre un esguince de tobillo y es duda para el choque ante el Celta. El inglés bajó más al centro del campo y pisó menos el área, contribuyendo con su despliegue a que el Real Madrid sobresaliese en el ida y vuelta.
Trent fue otro de esos brotes verdes que germinaron en San Mamés. El inglés lució la mira telescópica que tiene instalada en el borceguí derecho y se erigió en uno de los cerebros ofensivos de un equipo que se saltó en numerosas ocasiones el centro del campo, apostando por un fútbol directo. Lástima que la dolencia que sufrió en la segunda parte enturbiase una actuación ilusionante por parte de un jugador que, hasta este miércoles, parecía encogido. Padece una lesión muscular en el recto anterior del cuádriceps de la pierna izquierda y estará alrededor de dos meses de baja, lo que obligará a Valverde a pasar de nuevo al lateral derecho.
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El Real Madrid agradeció también la solidez que mostraron Militao y Rüdiger, pese a esas tres intervenciones estratosféricas que tuvo que realizar un Courtois, de nuevo, inmenso. La baja de Huijsen, todavía bisoño, ha allanado la vuelta a primera línea de fuego de Rüdiger, quien forma una dupla de sobradas garantías con un Militao imperial.
Química al alza
Con todo, las mejores noticias estuvieron en ataque, donde Mbappé y Vinicius se complementaron de maravilla. Aunque el fluminense sumó otro partido sin marcar a una serie que camina ya por los diez choques, fue un tormento permanente para la retaguardia rojiblanca y puso el broche sellando un abrazo con Xabi Alonso que calma las aguas. Generar mejores sinergias entre el '7' y el '10' resulta fundamental para que el estratega vasco cumpla el objetivo de encender a la parroquia del Real Madrid con un fútbol rockanrolero que trazó en su regreso a la 'casa blanca' y en La Catedral fluyó la química.
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Los blancos, eso sí, siguen dependiendo muchísimo de los goles de Mbappé, el cual va camino de destrozar todos los récords. En San Mamés facturó un doblete que eleva a 25 su cuenta de tantos en los 20 partidos que ha disputado con la elástica blanca en lo que va de curso, a los que suma otros cinco en cuatro apariciones con la selección francesa. Ha registrado 59 dianas en otros tantos pleitos como madridista desde aquella aciaga visita a La Catedral hace un año en la que falló un penalti y acumula 55 desde las campanadas que estrenaron el 2025, lo que le sitúa a cuatro de igualar el récord goleador en un año natural con la zamarra del Real Madrid que estableció Cristiano Ronaldo en 2013.
Le restan cinco choques para asaltarlo y, a tenor de los precedentes y el sideral estado de forma por el que atraviesa el galo, tiene pinta de que lo conseguirá. El curso pasado, con un ritmo más bajo, le hizo dos en el Bernabéu al Celta, próximo rival del Real Madrid; tres como local al Manchester City, que pisará el coliseo de Chamartín el próximo miércoles; ninguno al Alavés en Mendizorroza, donde desfilará ocho meses después de recibir allí la única roja que ha visto como delantero del Real Madrid; y uno en el Bernabéu contra el Sevilla, que volverá a ser el último contrincante del Real Madrid antes del parón navideño. Aún le quedaría otra bola más, si la necesita, en dieciseisavos de final de la Copa del Rey, ronda cuyo sorteo se celebrará el martes.
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