Los tesoros del tren valenciano, en vía muerta
Aficionados al ferrocarril denuncian la dispersión o deterioro de vehículos de valor patrimonial. La Generalitat niega un expolio mientras el taller histórico de FGV lleva más de media década cerrado y el Museo del Transporte sigue sin fecha de arranque
El documentalista y exmaquinista de tren Juan Luis Llop se lleva las manos a la cabeza. Es un apasionado del ferrocarril y pionero en el ... asociacionismo valenciano vinculado a los trenes. Y vive con una espina clavada: «El Museo del Transporte de la Comunitat no arranca. Y vehículos destinados a él han sido cedidos, regalados o canjeados». Otras piezas siguen en el depósito de Torrent «a merced de excrementos de palomas o carcoma, en pésimo estado y llenos de grafitis».
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Es el convencimiento y la queja de la Asociación Valenciana de Amigos del Ferrocarril (AVAF), que aglutina a 140 aficionados entre los cuales hay ferroviarios y otros profesionales sensibles con el pasado de la región.
Y la historia es larga. Fue en 1980 cuando un grupo de jóvenes aficionados al ferrocarril y procedente de la AVAF registraron una asociación cultural, como sección, denominada Museu de Ferrocarrils i Tramvies. Entre ellos estaba Llop. «Aportábamos acciones acerca de RENFE o FEVE (antigua Cercanías) y se nos cedieron vehículos fuera de uso cuyo destino era el desguace», recuerda. El primer vagón de fruta de Transfesa, el primer ferrobús número 301 importado de Alemania para Cercanías en 1955, cesiones privadas de tranvías procedentes de coleccionistas…
Se atesoró igualmente el pequeño convoy de tranvías que el ayuntamiento de Valencia pensaba poner en marcha en los jardines de Viveros y se convirtió en carrozas de Batalla de Flores. O un autobús Leyland de dos pisos para del ancestral servicio a Catarroja.
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Llop sitúa el comienzo de la supuesta dispersión del patrimonio en los años 80 por la acción, a su entender «inapropiada», de un exmiembro de la sección: «Dijo tener buena relación con las autoridades y comenzó a comerciar con vehículos para proveer a otros museos de España».
Aquel fondo de transportes históricos contaba con un local cedido por FEVE en el Grao, pero se abandonó el proyecto de un museo en este punto. También se descartó una subsede en Marchalenes. Todo se trasladó por la Consellería de Transportes a Torrent, recinto actual de los vehículos históricos.
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Para el experto, la década entre 1986 y 1997 es un tiempo de «secretismo e imposibilidad de acceso a los miembros del museo o ferroviarios profesionales». Para colmo, algunos vehículos almacenados «sufrieron incendios y los restos aparecieron reciclados en otros museos de España y Francia, remozados y repintados». Los trenes que sobrevivieron acabaron en los talleres de Torrent, «donde se mantiene la colección a puerta cerrada salvo para los intercambios al resto de museos de ferrocarriles secundarios», según Llop.
A principios del milenio, el sindicato SIF de FGV denunció en los tribunales «el expolio que estaba sufriendo la reserva del futuro museo». Pero su acusación no fue secundada. «FGV no quiso adentrarse en los hechos pasados y decidió dar carpetazo, con lo que la denuncia no propsperó», lamenta Llop.
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La versión de Infraestructuras
Más allá de las vicisitudes históricas, la Generalitat niega que se esté produciendo un expolio. Admite la reciente enajenación directa de dos vehículos a una mercantil «por tratarse de bienes propios de FGV con un valor de tasación inferior a 30.000 euros, obsoletos o deteriorados, habiendo sido propuesto su achatarramiento por la unidad de talleres».
Uno de los ejemplos, señalan desde FGV, es la Dresina D1. Fue fabricada por Cornosa para FEVE. Actualmente FGV conserva dos unidades que fueron puestas en servicio en 1981. Pero la D2 «está preservada para su colección de material histórico, al ser la que mejores condiciones presenta».
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Otra enajenada es un Vagón Socorro FGV-01 de Billard. Fabricado en 1957 en Francia, estos trenes llegaron a Valencia en 1978. En 1988 fueron reformados y prestaron servicio. Hace dos años FGV disponía de tres unidades y hoy mantiene dos para su colección de material histórico, «al ser las de mayor valor histórico-cultural».
En resumen, ahonda la compañía, «conservamos ejemplares de las mismas características y en mejores condiciones para formar parte del patrimonio ferroviario valenciano. Y FGV contribuye con el material sobrante en nuevos proyectos culturales y turísticos a nivel nacional».
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Llop plantea que eso no es una buena práctica: «Debería hacerse una vez abierto el museo y no antes, para que los aficionados conozcamos cuál es exactamente nuestro patrimonio».
Los talleres de Torrent, se defiende FGV, «sirven de depósito de la colección y en su interior se realiza todo el proceso de conservación preventiva de los vehículos que la conforman».
Segunda cuestión clave: ¿Cuándo tendremos museo? En el verano de 2017 comenzaba su andadura lo más parecido. Era el Taller de Historia Ferroviaria de FGV, con sede en Torrent, y ofrecía visitas guiadas. El aliciente, «más de 70 trenes y tranvías históricos, 13 de ellos completamente restaurados, de los siglos XIX y XX». Pero aquello descarriló. Duró unos pocos meses. Hasta 2018. «El servicio de Prevención desaconsejó hacer vistas mientras no se completaran una serie de obras que no han terminado», ahonda FGV. En los últimos años «se han hecho algunas obras de refuerzo de estructuras y mejoras».
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Ya en mayo de 2021, la Generalitat finalizó la rehabilitación de las estructuras, cubiertas y fachadas del complejo donde se ubican los transportes históricos. El conjunto arquitectónico es antiguo, de 1963, y hubo que invertir más de 700.000 euros. El objetivo, señaló la entonces gerente, era que «en un futuro próximo se pueda acondicionar un espacio expositivo en el que mostrar la colección de material móvil histórico».
Pero el Botánico no dio más impulso. Tres años después, ese futuro no llega ni a la de tres. Aquello sigue cerrado a cal y canto. «Permanentemente cerrado», según Google Maps.
El nuevo gerente, Alfonso Novo, tiene intención de que Valencia tenga algún día su museo. Infraestructuras promete ahora «estudiar todas las posibilidades para impulsarlo, a la altura del rico patrimonio ferroviario valenciano, del que FGV es heredera». Pero, de momento, nadie se atreve a citar una fecha de apertura. Ni siquiera a aproximarla.
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En España ya funcionan siete museos del ferrocarril
Mientras Valencia sigue a dos velas aguardando su museo del ferrocarril, otras regiones se han adelantado a la Comunitat a la hora de ofrecer a sus ciudadanos este modelo de difusión del patrimonio histórico que cuenta con un gran número de adeptos y curiosos.
Según Amigos del Ferrocarril, ya disfrutan de espacios dedicados al tren secundario (no propiamente de RENFE) ciudades como Río Tinto (Huelva), Azpeitia (País Vasco), Arganda (Madrid), Utrillas (Teruel), Martorell (Cataluña) o Gijón (Asturias). Además, Madrid cuenta con el museo nacional en el Paseo de Delicias. Y también Cataluña exhibe trenes y material en un espacio de gran nivel en Vilanova i la Geltrú.
En Torrent hibernan, sin embargo, el tranvía de caballos del siglo XIX, el último que circuló en Valencia antes del cierre del servicio en los 60, trenes como 'Los portugueses' o el coche Salón Break. Tesoros del transporte, a oscuras. A la espera de ser contemplados. «Que se abra de una vez la puerta ya y sepamos lo que hay. Y lo que no hay», clama Juan Luis Llop.
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