'En la sombrerería', pastel elaborado por Edgar Degas en 1882. Museo Thyssen-Bornemisza
Arte

Los secretos de Degas encerrados en siete sombreros

El Museo Thyssen elabora un minucioso y revelador estudio técnico del pastel 'En la sombrerería', una de las joyas de su colección

Martes, 18 de noviembre 2025, 16:25

Edgar Degas (1834-1917) elaboró en 1882 'En la sombrerería. Es un delicado y portentoso pastel que ha llegado a nuestros días en un excepcional estado de conservación. Una escena popular con dos mujeres de la burguesía parisina probándose unos tocados. Hasta siete sombreros aparecen en esta obra, una de las joyas de la colección Thyssen, que le ha dedicado un minucioso y revelador estudio técnico. Desarrollado durante más de un año con el patrocinio de la fundación María Cristina Masaveu Peterson, ha desvelado muchos de los secretos del genial artista francés.

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El tema favorito de Degas fueron las bailarinas, al que dedicó más de millar y medio de obras. Pero se interesó también por escenas de la vida cotidiana protagonizadas por lavanderas, cantantes y trabajadoras. Dedicó 27 pinturas a las sombrereras. Son en su mayoría pasteles, pero también hay óleos y dibujos creados a partir de 1890. En el del Thyssen, más temprano la dama que se prueba el sombrero es la pintora americana Mary Cassatt. Es además una evocación del clásico de la 'toilette' femenina, una constante en la historia de pintura desde las alegorías mitológicas del baño de Venus.

Restauradora supervisando la capa pictórica de la obra 'En la sombrerería', de Degas. Museo Thyssen-Bornemisza

Gracias al minucioso estudio se ha precisado el uso que hizo Degas de determinados materiales en este y en otros pasteles semejantes. «Una información esencial para lograr una mejor conservación de sus obras», agradece la conservadora Alejandra Martos, responsable del estudio que ha incluido reflectografía infrarroja, radiografías, macrofotografía y sofisticados análisis químicos.

«Degas tenía reputación de misógino, pero dedicó buena parte de su obra a mujeres burguesas y trabajadoras», destaca Guillermo Solana, director artístico del Thyssen, para quien el artista francés fue «un periodista o un sociólogo de su época».

La reflectografía infrarroja ha proporcionado información sobre la capa subyacente del dibujo, demostrando que «la obra estaba pensada desde el inicio, ya que solo se aprecian unas ligeras modificaciones en el resultado final, que son parte del proceso creativo» y contrastando que Degas era «un formidable dibujante».

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La imagen radiográfica confirma el buen estado de conservación de la frágil pieza, «sin pérdida de materiales» y que se exhibe en una sofisticada «caja climática» en la sala 33 del museo con toda la información des estudio. Está pintada sobre soportes muy humildes, un cartón rígido al que se superpone un papel sin ningún tipo de adhesivo «lo que ha sido providencial para su conservación».

Fijador de caseina

El estudio documenta la inédita y depurada técnica de pastelista de Degas, que superponía sucesivas capas de color que lograba aplicar sin que se mezclaran con transparencias y contrastes. Estabilizaba cada capa pulverizando un fijativo sobre el pastel. «Conseguía así que los colores no se destruyeran o alteraran y podía añadir cuantas capas quisiera creando volúmenes con los efectos deseados», detallan los expertos.

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Detalle de la superposición de capas. Museo Thyssen-Bornemisza

Alejandra Martos ha podido constatar que utilizaba un fijador específico que a base de caseína creado por el italiano Luigi Chialiva, pintor, arquitecto y químico establecido en París, gran amigo de Degas, que lo patentaría años después en Estados Unidos.

 Recuerda Solana que «el sombrero era en París de la época el 'top' de la moda», y que «había centenares de sombrereras, que decoraban sus aparatosos diseños con carísimas plumas de avestruz, flores, incluso con colibríes disecados»

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 «Degas se pone de parte de la sombrerera, a quienes tiene una gran simpatía. Igual que pintaba sus bailarinas entre bastidores o en los ensayos, con las sombrereras se fija en una escena del taller, contándonos lo que hay tras el mostrador de la sombrerería, igual que refleja lo que hay tras el escenario en el teatro y en la danza».

 «Homenajea a estas artesana elevándolas a la categoría de artistas, comparando sus sombreros con la paleta de un pintor», resume Solana para quien «la curiosidad de Degas y su afán experimentador es comparable al de de Leonardo Da Vinci». Recuerda como el crítico Joris-Karl Huysmans hablaba de Degas como «un excelente 'sombrero'» y elogiaba «su gran habilidad para plasmar los tejidos». «Si el pintor es un poco sombrero, la sombrera es algo pintora», sostiene Solana.

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 El barón Thyssen adquirió en los años 70 del siglo pasado el delicado pastel de Degas que había tenido antes muy pocos propietarios. «Está en condiciones magníficas porque Degas cuidaba mucho de sus obras, pero es milagroso que una obra tan frágil haya llegado tan bien conservada a nuestros días», insiste la conservadora.

Realista antes que impresionista

Primogénito de una adinerada familia parisiense, Degas dejó los estudios de Derecho para dedicarse a la pintura. Se formó en el taller de Louis Lamothe, discípulo de Ingres. Vinculado al grupo de los impresionistas, se tenía por un pintor realista o naturalista y su veneración por el depurado dibujo de Ingres marcó toda su producción.

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Imagen de detalle de las líneas difuminadas. Museo Thyssen-Bornemisza

Fue un virtuoso en todas las técnicas artísticas pero a partir de 1870 se decantó por el pastel, revelándose como prodigioso maestro en esta olvidada técnica. De moda durante el siglo XVIII, caída en desuso, fue recuperada por los impresionistas y Degas le abrió un nuevo mundo expresivo para representar el movimiento y la fugacidad de sus escenas.

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