Jesús Bastante: «Mirar la Sagrada Familia es descubrir la Biblia»
Escritor y periodista, experto en información religiosa, presenta el miércoles en la librería El Imperio de Valencia su nueva obra, una ficción basada en la vida de Gaudí y su inacabado templo barcelonés
scritor y periodista experto en información religiosa, Jesús Bastante (Madrid, 1976) presenta el miércoles en la librería El Imperio de Valencia 'El aprendiz de Gaudí', ... una novela ambientada en los primeros años de la construcción de la Sagrada Familia, editada por 'La Esfera de los Libros'.
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- De dónde procede su interés por Gaudí. ¿Le interesa sólo como arquitecto o también su perfil religioso?
- Gaudí es un personaje interesantísimo desde el punto de vista arquitectónico, histórico y político, el mayor arquitecto de los últimos dos siglos. Y, su obra, en especial la Sagrada Familia o el park Güell, incomparables. Desde siempre me fascinó la idea de lo que podía encontrarse dentro de la cabeza de un genio como él. Y encontré la fórmula para intentar explicarla, más allá de su propia personalidad. El perfil religioso es imprescindible para entender al Gaudí que se deja la vida elevando hasta el cielo la torre de San Bernabé y el armazón, y los planos de la Sagrada Familia, sabiendo que jamás llegará a verla terminada. Y su obsesión por que cada detalle tuviera una mirada de fe. Echar un vistazo a esa fachada es descubrir, a cada instante, fragmentos de la Biblia. Con todo, esta no es una novela religiosa, ni mucho menos. Es una historia de amor, de política, de construcción de una ciudad.
- ¿Cree que sabemos en realidad la importancia que tuvo Gaudí, lo que significó para el desarrollo de la arquitectura? Porque fue polémico también, una suerte de Calatrava de su tiempo...
- No sé si, más allá de su genialidad, y del componente religioso, es un personaje suficientemente conocido. Pocos sabrán, por ejemplo, que la decisión de volcarse en su fe, y en su obra, se debió a un desengaño amoroso. Sí creo que, especialmente a partir de los años 80, con el desarrollo urbanístico de una Barcelona que se preparaba para los Juegos, el mundo comenzó a descubrir la maravilla que supone la Sagrada Familia o joyas como Casa Battló o La Pedrera, que en tiempo fueron duramente criticadas, incluso ridiculizadas. Como ocurre con todos los genios, a veces tardan en ser comprendidos. De hecho, Gaudí, pese a todo, tardó en ser profeta en su tierra y su tiempo.
- ¿Y por qué recurrir a la novela? ¿No pensó antes en trazar una biografía? ¿Mejor la ficción?
- Yo no soy historiador, y esa tarea la dejo para los profesionales. Pero sí creo que Gaudí y el universo de la Sagrada Familia, tenían una fuerza literaria que no había sido suficientemente explorada. Esta novela, de hecho, no tiene como protagonista a Gaudí. Es una novela 'matriuska': se trata de la construcción de una historia de amor, durante la construcción de un templo, en mitad de la construcción de una ciudad (el plan Cerdá y el Eixample) y de la destrucción de una España que ya no tenía Imperio donde ponerse el sol, y caminaba hacia el desastre del 98. La ficción, además, me permite introducirme en la intimidad de los protagonistas, y fusionar a personajes reales con otros inventados, en distintos ámbitos en una época apasionante, y hacerles jugar, sufrir, amar, dolerse… Vivir, en definitiva.
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- Una sociedad en crisis, una España en transformación, desigualdades sociales… ¿Observa una pauta en ese tiempo que se corresponda con el nuestro?
- De algunos de aquellos polvos, llegan los lodos. Estoy convencido de que el mundo en que vivimos tiene su origen en la nunca explicada crisis que se dio en España, y en Europa, en la segunda mitad del siglo XIX, y que no hemos estudiado, y entendido, suficientemente. En la novela se plantea cómo los poderosos, los de siempre, consiguen convencer a los más pobres de que otros pobres (los migrantes de la época) son los culpables de su miseria. Y hacen volcar en ellos su odio para mantenerse en el poder, y con sus privilegios, pese a que el mundo se rompa más allá de sus palacios. Algo que, desgraciadamente, estamos viviendo hoy.
- Desde el punto de vista arquitectónico, terminar la Sagrada Familia parece obligado, pero desde el literario, ¿no es más fascinante que siga inacabada?
- Indudablemente. La idea de una 'catedral' en continua construcción, y sufragada por el pueblo, evoca más sentimientos que el de la obra culminada. Creo que será un desafío para toda Barcelona, y también para los amantes del arte, cómo aprender a mirar la Sagrada Familia sin andamios, sin grúas, sin obras. El sueño de Gaudí tiene mucho más sentido en movimiento, sin ninguna duda. Otra cosa es si él soñó un templo en el que los protagonistas no fueran los pobres, sino los turistas.
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«Creo que Gaudí tenía una fuerza literaria que no había sido suficientemente explorada»
Jesús Bastante
Novelista
- ¿Y qué siente un madrileño como usted respecto a Barcelona? ¿También le fascina como objeto para la literatura? En algunas páginas he detectado el eco de Mendoza y hasta el de Vázquez Montalbán.
- Barcelona es una ciudad infinita, encerrada entre el mar y la montaña, y sin embargo con una capacidad como pocas de buscar nuevas salidas. Una ciudad en continua expansión, sin temor a reinventarse y, a la vez, consciente de su historia y de sus rincones. Y, sí, debo confesar que Eduardo Mendoza es una de mis lecturas obligadas, haya o no novela que escribir. Agradezco lo de Vázquez Montalbán… Algo de misterio hay, sin duda, en las páginas de mi 'Aprendiz'. Y la ciudad es la gran protagonista de mi novela, a la altura de los personajes de Rosetta, Pau o el propio Gaudí.
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- ¿Habrá segunda parte? Las páginas finales dejan abierta esa posibilidad...
- Como decía, los libros también son propiedad de los lectores. De ellos (y de la editorial) dependerá no sé si una segunda parte, pero sí algunos desarrollos de tramas que, honestamente, creo que tienen recorrido. Pero mentiría si dijera que he pretendido 'engañar' al lector teniéndole en vilo para el futuro. Con todo, sí hay al menos dos o tres historias que podrían retomarse; tengo mucho cariño por ejemplo al personaje de Roger Oriol, que hubiera merecido un relato solo para él. Pero siempre en favor de la literatura: no sería honesto intentar 'estirar' ningún chicle.
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