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Una de las obras que se exhibe en la exposición

El IVAM explora el corazón de las tinieblas

Dos exposiciones reviven la permanente búsqueda artística en torno al mundo espectral: una colectiva en colaboración con el MACA y otra con la obra de Kara Walker

Jorge Alacid

Valencia

Miércoles, 24 de septiembre 2025, 19:25

La escala de grises enmarca ese espacio donde la transición del blanco al negro requiere hasta una treintena de pasos. Sirve de guarida personal, como ... refugio social y como detonante para la reflexión artística: una invitación a indagar sobre la sombra, la penumbra... Un terreno donde el arte (la pintura sobre todo, pero también otras disciplinas como la fotografía o el cine) ha indagado sobre la condición humana y sobre cómo encierra una cierta clase de belleza, de calidad muy sugerente. Un contexto que, en tiempos en efecto tan sombríos como los que cruza la civilización en esta hora aciaga, reclama una mirada reflexiva como la que se exhibe desde hoy en las salas del IVAM. Es una reflexión doble: la obra de la artista estadounidense Kara Walker y sus celebradas siluetas en blanco y negro, entrelazada con la exposición colectiva titulada efectivamente 'Habitar las sombras', que explora ese mismo horizonte. La zona fantasma de los días.

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Blanca de la Torre, directora del IVAM, aludió precisamente al poder evocador de este universo donde habitan nuestros amigos los espectros para felicitarse del contenido de su primera propuesta expositiva desde que dirige el IVAM. Fue una presentación de alto contenido emotivo, al que no era ajena la presencia de Javier Romero, el coleccionista alicantino cuya generosidad en la donación de muchas de las piezas repartidas por el museo (hasta el 18 de enero la colectiva, hasta el 22 de febrero la de Walker) fue encendidamente alabada tanto por la propia De la Torre como por Rosa Castells, comisaria de la muestra que se exhibió en el MACA alicantino y ahora viaja a Valencia. Emociones compartidas también por Pilar Tébar, la secretaria autonómica de Cultura que tuvo incluso que contener las lágrimas. Unos sentimientos a flor de piel harto justificados y contagiaban al mismo Romero, sinceramente conmovido mientras paseaba por ambas exposiciones y se dejaba invadir por esa rara sensación: la emanada de la inquietante presencia de tantas joyas en blanco y negro, sumada al reconocimiento a la feliz colaboración entre ambas entidades de la Comunitat materializada en las dos exposiciones y otro factor adicional: el aplauso que recogía Romero, recién llegado de Nueva York, y su socio Michael Jenkins por la cesión de algunos de sus mejores tesoros.

Las perturbadoras piezas diseminadas por la sala más pequeña donde se exhibe la producción de Walker avalaban las palabras de De la Torre y Tébar y sobre todo reflejaban el acertado apunte de Castells: son «bombas visuales». «Su obra no es complaciente», había advertido. Y desde luego esa voluntad de agitar la conciencia del visitante, su pretensión de imaginar mundos en blanco y negro a partir del inteligente recurso, y reactualización, de las clásicas siluetas de raíz victoriana emerge durante el recorrido, que predispone a encontrarse luego en 'Habitar las sombras' con las creaciones de otros contemporáneos preocupados por trasladar la misma obsesión: qué hay en el envés de la realidad que tanto nos concierne.

Una pregunta a la que responden Caro, Beuys, Bourgeois, Iglesias y otras cimas del arte reciente: profundizando en lo oscuro hasta alcanzar la luz, como ocurre en el itinerario que propone el museo. Una actividad así denominada dirigida al público que culminará este viaje que hubiera hecho feliz a Josep Conrad: su descenso al corazón de nuestras tinieblas que el IVAM parece decidido a explorar en esta nueva etapa. Y que subrayan las frases que cuelgan de las paredes y hermanan arte y literatura, otra disciplina adicta a sumergirse en lo negro. Una de Alejandra Pizarnik sobre la «espectral textura de la oscuridad» y otra de Toni Morrison: «Hay una sombra detrás de cada palabra que pronunciamos».

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