Robos que son obras de arte
Algunos de los atracos más espectaculares se han producido en este siglo XXI
A. Corbillón
Domingo, 19 de octubre 2025, 13:50
Las obras de arte son una de las piezas más codiciadas por los ladrones, y sus métodos para hacerse con ellas les acercan en algo a sus autores: solo están a la altura de artistas del delito, capaces de convertir su objeto de deseo en un reto. Y más a medida que mejoran los sistema de vigilancia y, por tanto, el desafío logístico.
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Algunos de los robos más espectaculares se han producido en este siglo XXI. En la madrugada del 25 de noviembre de 2019, Dresde fue escenario de un ingenioso atraco que podría guardar cierto paralelismo con el del Louvre. Dos enmascarados irrumpieron en la histórica Bóveda Verde del Palacio Real de Dresde, uno de los museos más antiguos de Alemania, forzando una ventana con herramientas hidráulicas tras sabotear el alumbrado público con un incendio en un transformador cercano. En apenas minutos, destrozaron vitrinas con hachas y se llevaron 21 piezas de joyería opulenta del siglo XVIII, pertenecientes a la colección del rey Augusto II el Fuerte, adornadas con más de 4.300 diamantes, rubíes, esmeraldas y zafiros —incluyendo el mítico 'Diamante Blanco de Sajonia' de 49 quilates—, por un valor estimado en 113 millones de euros, considerado incalculable por su patrimonio cultural. Vinculado al clan criminal Remmo de Berlín, el atraco generó una investigación que en 2020 llevó a las primeras detenciones y, en mayo de 2023, a la condena de cinco hombres a penas de entre 4 y 6 años tras un acuerdo de culpabilidad. La mayoría de las joyas fueron recuperadas en 2022 y volvieron a exhibirse en 2024.
Habría que viajar hasta 1990 para encontrar algo similar. El 18 de marzo de ese año se descubrió la desaparición de 13 cuadros del Museo Isabella Stewart Gardner de Boston (EE UU) por un valor de unos 500 millones de dólares (unos 450 millones de euros). Dos hombres se hicieron pasar por policías, redujeron a dos vigilantes y se llevaron joyas de autores como Edgar Degas (5), Rembrandt (3), Manet o Vermeer. El FBI americano todavía lo tiene en el primer lugar de su lista de robos de arte.
En 2010 se llevaron del Museo de Arte Moderno de París cinco obras de Picasso, Modigliani, Braque y Fernand Léger. Su valor podría acercarse a los 200 millones de euros. Dos años antes, le tocó al Museo de Zurich (Suiza), del que sustrajeron cuatro obras de Cézanne, Monet, Van Gogh y Degas. Entre las cuatro superaban los 112 millones, aunque dos de ellas fueron recuperadas. En un montante similar se catalogaron las siete pinturas de Monet, Picasso, Gauguin y Matisse que robaron en el Museo Kunsthal de Rotterdam (Holanda) en 2012.
'El grito', de Edvard Munch, es un cuadro particularmente maldito. Fue robado en 1994 en Oslo a plena luz del día. Desapareció de nuevo diez años después y volvió a recuperarlo la Policía noruega.
Ni siquiera 'La Gioconda', la obra más famosa de Leonardo da Vinci, se libró de la codicia ajena. En 1911, Vincenzo Peruggia, un humilde decorador italiano de 30 años que había trabajado en el museo dos años antes instalando la vitrina protectora del cuadro, se presentó como empleado para entrar sin levantar sospechas, descolgó el lienzo, lo escondió bajo su bata. Apareció dos años después cuando el ladrón trató venderla a un anticuario en Italia por 500.000 liras de la época. A veces el objetivo no era económico. En 1961, un jubilado británico se llevó el retrato que Francisco de Goya le hizo al duque de Wellington. A cambio solo quería que bajaran las tasas que pagan los pensionistas por ver la televisión.
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Si bien no fue en un museo, en España, la empresaria Esther Koplowitz sufrió un espectacular robo en la madrugada del 8 de agosto de 2001 en su residencia del Paseo de la Habana, en Madrid. Una banda de delincuentes especializados sustrajo 19 obras de arte valoradas en unos 300 millones de euros, entre las que figuraban piezas maestras de Goya, Sorolla, Gris y Pissarro, como 'La caída del burro' o 'El columpio'. Los ladrones redujeron al vigilante de seguridad y actuaron sin activar las alarmas, lo que hizo sospechar de un robo planificado con información interna. La investigación policial apuntó a una organización dirigida por Ángel Suárez Flores, alias 'Cásper', con la colaboración del propio vigilante. Un año después, la Policía Nacional recuperó la totalidad de las obras en varias operaciones en Cataluña y Francia. En 2004, tres implicados fueron condenados a penas de un año de prisión tras llegar a un acuerdo judicial.
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