Tensa vigilia en Aldaia: La Saleta se desborda de madrugada pero las compuertas cumplen su papel
Los vecinos pasan las horas asomados a las ventanas junto al barranco viendo subir el nivel del agua: «Estamos pasando miedo»
Los pluviómetros de la Asociación Valenciana de Meteorología (AVAMET) apenas habían superado los 50 litros por metro cuadrado cuando el agua comenzó a llenar la madrugada de este lunes el barranco de la Saleta, en el último tramo urbano que atraviesa el cauce en Aldaia. «La gente está pasando la madrugada asomada a las ventanas. Ha llovido mucho en poco tiempo y estamos pasando miedo», explicó a LAS PROVINCIAS Vicente Carcelén, portavoz de la asociación de víctimas de la dana de dicha localidad.
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La alerta roja generalizada en casi toda la provincia de Valencia se esperaba con más temor en Aldaia, donde el Ayuntamiento comenzó a colocar compuertas antirriadas a primera hora de la mañana. El motivo es que el barranco de la Saleta, una vez que comienza a atravesar las calles de Aldaia, va perdiendo profundidad hasta quedar como un jardín cualquiera al llegar junto a la estación, donde lo corta un paso inferior.
A la altura del dique de Bonaire, anegando algunas calles del núcleo urbano, aunque según informó el alcalde Guillermo Luján «afortunadamente ha dejado de llover y los niveles han ido bajando». el primer edil resaltó que no ha sido necesario evacuar a ninguna persona porque las barreras anti inundaciones instaladas por el consistorio en el barranco de la Saleta y las canalizaciones «han cumplido su función y, aunque se han anegado varias calles, el agua no ha pasado la altura de media rueda de un coche».
«Gracias a las compuertas y las canalizaciones la situación no ha ido a más», dijo el alcalde, quien ha resaltado no obstante que con los casi 60 litros por metro cuadrado que han caído en 35 minutos «hemos estado al límite».
Poco después de las una y media de la madrugada, el agua ya desbordada por encima del paso inferior, cubriendo totalmente las rampas, además de empezar a esparcirse por todos lados. Carcelén destacó que las compuertas «están aguantando, parece que se ha controlado el agua y están dando resultado».
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La Policía Local no paraba de hacer rondas y el alcalde Guillermo Luján se acercó al lugar junto a la estación para observar si el caudal rebosada las defensas y empezaba a llegar a las calles cercanas. El Ayuntamiento ha colocado compuertas en nueve zonas, más altas que las anteriores que destrozó la dana. Aún así, también hay sacos terreros apilados.
Por la mañana, la desolación era la imagen dominante, con el paso inferior repleto de arrastres de la avenida de agua. «Ha sido una noche complicada, terrible, cayó mucha agua y desbordó sobre la una de la madrugada el dique de contención que tenemos en la rotonda de Bonaire», recordó el primer edil.
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«Ese es el termómetro que tenemos para las inundaciones e intentar evitar que el agua entre en el casco urbano. Pero gracias a las compuertas pudimos controlar este nivel de inundación. La preocupación es que estamos en alerta roja y tratando de volver a la normalidad pero el episodio más grave se espera para esta noche», señaló.
Por ese motivo insistió en que los vecinos residentes en plantas bajas busquen un sitio alto en prevención de lo que pueda pasar, de la misma manera a lo que aconsejaba Emergencias la jornada anterior.
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A la misma hora que sucedía esto en Aldaia, la tormenta descargaba con más intensidad en Manises, donde el pluviómetro de La Presa registraba 72 litros por metro cuadrado acumulados. El barrio del Cristo de Aldaia era otra de las zonas castigadas, mientras que Aín, Alfondeguilla y Suera completaban los municipios con más lluvias.
En Valencia, era el entorno de la avenida del Cid con más acumulación de agua, al superar los 20 litros por metro cuadrado. La tormenta se dejaba notar en los alrededores de la A-3 claramente, siendo Aldaia uno de los lugares más débiles por la precariedad de su barranco.
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La intención del Ayuntamiento es profundizar el tramo final del barranco y darle una salida al agua fuera del casco urbano, en dirección a su encuentro con el canal que se construirá hasta el nuevo cauce. De este modo, se pretende evitar los desbordamientos de la Saleta, de los que se producen varios al año.
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