Un campo de arroz encharcado en la Albufera. José Luis Bort

Sólo el 1% de los arroceros de la Albufera han pedido la retirada de la paja del arroz

La opción más probable es que los restos de la paja del arroz se quede en los campos hasta que pueda ser incorporada a la tierra

Juan Sanchis

Valencia

Viernes, 10 de octubre 2025, 00:40

El pasado viernes comenzó el periodo en el que se autorizan las quemas de paja del arroz. La alternativa para el agricultor es la ... recogida de estos restos de la cosecha. Se trata este de un procedimiento que no tiene mucho éxito entre los arroceros. Las cantidades que se recogen son mínimas y no llegan a un 3 o 4% del total acumulado en los campos. Este año no parece sea muy diferente. Según datos de la Conselleria de Agricultura, hasta ahora sólo 172 hectáreas (el equivalente a a unas 850 toneladas métricas) han presentado la solicitud para que les sea retirada. De ellas 400 toneladas ya han sido empacadas y el resto está pendiente de ser retirada del campo.

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Esta cantidad supone que sólo el 1% de la superficie de los arrozales del parque natural de la Albufera (los campos de arroz ocupan unas 17.000 hectáreas) han solicitado la recogida de estos restos de la cosecha. La cifra es aún inferior a las manejadas en otras ocasiones (por ejemplo en 2020 se retiraron 1.800 toneladas en total tras la campaña).

Este año es incluso más complicado que en otros anteriores. La causa no es otra que el hecho de que la paja del arroz esté húmeda. Las lluvias acaecidas a final de septiembre han propiciado que los restos de la cosecha del arroz se hayan mojado. De esta forma, retirarla es mucho más complicado y esto se une a las reticencias tradicionales de los agricultores de la Albufera a este procedimiento.

Pese a ello, la Conselleria de Medio Ambiente ha ofrecido los servicios de la empresa pública Vaersa para que proceda a la retirada de estos restos por un importe cercano a los 85.000 euros. Pero los arroceros de la Albufera no se han visto motivados a utilizar este procedimiento. De cualquier forma, todavía se está al principio de la campaña por lo que las cifras pueden variar

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En cualquier caso, los agricultores no tienen claro el futuro de este sistema durante esta campaña. Consideran que los campos están muy húmedos por lo que la maquinaria de empacar no puede entrar porque se hunde. Además, la paja húmeda fermenta y puede provocar incidentes como que se prensa fuego. En esta línea, los arroceros apuntan que sólo se podrá retirar los restos de los campos más altos, los menos afectados por la humedad.

El otro procedimiento para eliminar la paja del arroz es la quema. Pero este mecanismo también se ha visto comprometido por la humedad. Las lluvias del fin de septiembre mojaron estos restos y prácticamente impedirán su quema.

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La quema es un procedimiento que este año habría tenido un gran seguimiento por la plaga de pyricularia. Esta enfermedad ha reducido la producción y los motivos fitosanitarios para eliminar la paja del arroz son más evidentes que nunca.

El problema es que muchos agricultores tenían ya preparado todo para incinerar los restos de la cosecha cuando se produjeron las lluvias que mojaron toda la paja haciendo prácticamente inviable este procedimiento, tal y como explican fuentes de AVA.

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A ello se une las precipitaciones acaecidas en el entorno del 9 d'Octubre que también han contribuido a humedecer aún más los restos de la cosecha.

El riesgo para la Albufera es claro. La presencia de tanta materia orgánica puede provocar algún episodio de anoxia (falta de oxígeno en el agua) con la consiguiente mortandad de peces tal y como ya ha ocurrido en la zona sur del parque por las abundantes lluvias caídas a fines de septiembre.

El crecimiento del nivel del lago por estas lluvias (pasó de los 9 centímetros a los 19 en pocas horas) inundó los campos con paja del arroz y produjo esta anoxia que originó el fallecimiento de una gran cantidad de peces en el lago.

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La anoxia también afecta al resto de la fauna presente en el parque y a la flora subterránea. Para evitarlo el Consell ha planificado un aporte extraordinario de agua procedente de los regantes que ya han preparado la logística necesaria para que sea efectivo en los próximos días en el caso de que sea necesario.

Sin quema y sin recogida de la paja del arroz, el agricultor se enfrenta a que los restos de la cosecha se queden en el campo y no tengan más remedio que incorporarlos a la tierra. Pero la tarea no es sencilla.

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Es el momento del fangueo, labor con la que el agricultor incorpora en la tierra los restos de la cosecha. Pero con tanta paja por recoger, la tarea se complica porque, dada su abundancia, esta vuelve a salir.

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