La revolución del tatuaje está en Valencia
Miguel Bohigues abre en Aldaia la primera sala de sedación legal de España, por donde ya ha pasado el futbolista Javi Martínez | El reconocido artista, quien de adolescente soñaba con ser cineasta y dibujaba cómics, emprende «un negocio que va a ir a más»
Ese niño que, con apenas 12 años, se puso a pintar grafitis en las calles de Sevilla durante la larga etapa que residió en la ... capital hispalense. Ese chaval que tenía el sueño de escribir guiones para el cine. Ese adolescente que, tras regresar a su Valencia natal, conoció a un talentoso Víctor Santos y acudía a su casa para dibujar cómics. Ese joven que se lanzó a la piscina cuando una amiga que tenía una máquina de micropigmentación le pidió un favor: «¿Me arreglas un tatuaje?». Todos ellos son Miguel Bohigues. El mismo que ya suma 22 años decorando pieles con su tinta, convirtiendo espaldas o piernas en piezas de museo. El mismo en quien han confiado futbolistas como Neymar o Fernando Torres. El mismo que acumula más de cien premios nacionales e internacionales. El mismo que ahora ha decidido dar otro paso y revolucionar el mundo del 'tattoo'. En su estudio ubicado en Aldaia, que se salvó milagrosamente de las garras de la dana, funciona desde hace dos meses una sala única en España. «Tampoco me consta que haya ninguna en Europa», afirma.
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Un antes y un después. A finales de junio, el exfutbolista del Athletic Javi Martínez mostraba en redes sociales el resultado de su paso por Aldaia. La cara externa de su pierna derecha tatuada en una sola sesión de ocho horas y con cinco artistas trabajando en su piel de forma simultánea. Controlando la situación en todo momento, un anestesista y un enfermero. El deportista no sintió ni una pizca de dolor y despertó con la fascinante obra terminada. Ha sido uno de los primeros en pasar por el nuevo gabinete de Miguel Bohigues, quien ha inaugurado la primera sala de sedación legal dentro de un estudio de tatuajes en España. La estancia cuenta con oxígeno y equipo de reanimación.
«Hasta ahora nadie se había puesto a legalizar esto en España. Surgió esta idea porque lo vi en los Ángeles, donde lo hace Ganga Tattoo. Me ilusionó mucho este proyecto», explica Bohigues, quien reúne para estas ocasiones «a cinco artistas, los mejores de Valencia, para combinar técnicas y que el cliente no sufra».
Cinco tatuadores fusionan sus estilos para ofrecer «una experiencia única e innovadora» en Europa: «Cuando el anestesista duerme al cliente, también le pone antibióticos y corticoides en el gotero para que luego la recuperación de una pieza tan grande no sea dolorosa. Está teniendo muy buenos resultados. El enfermero hace un seguimiento día a día».
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Este método permite acelerar los plazos de una manera extraordinaria. «Sin estar sedado sería imposible aguantar cinco tatuadores a la vez por el dolor. Hacerlo en ocho horas sería inviable. Habría que dividirlo en cuatro sesiones a lo mejor», destaca Bohigues. Esta alternativa allana el camino a buena parte de sus clientes: «Te evitas muchos viajes. Yo trabajo con mucha gente que viene del extranjero». Además, se produce un efecto a nivel técnico: «Con la sedación, como el paciente tiene menos tensión al no sentir dolor, hay menos sangrado en la piel y notamos que es mucho más fácil tatuar. Las curaciones son mucho mejores».
En Estados Unidos, el precio de un servicio así ronda los 50.000 dólares. En el estudio de Bohigues, menos de la mitad. «Tenemos citados a ocho clientes. Entre ellos, cinco futbolistas. Casi siempre vamos a trabajar espaldas, torsos y piernas», explica. Tiene en Nacho Frías a su principal aliado: «Para mí es una pieza fundamental. Entre él y yo diseñamos el tatuaje. Manejo al equipo y primero hacemos el trazo principal de las líneas y las sombras. Luego voy moviendo a los tatuadores para que no se note que el tatuaje ha sido hecho por diferentes artistas y sacar lo mejor de la técnica de cada uno».
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Bohigues está convencido de que su apuesta va a servir de inspiración: «Vamos a revolucionar el mundo del tatuaje. Lo tengo claro. He empezado a hacerlo yo, pero estoy seguro de que en uno o dos años va a haber muchos tatuadores que lo van a copiar. Es un negocio que va a ir a más».
Es una eminencia en el realismo en blanco y negro. Más allá de la sedación, Bohigues ha llegado a registrar una lista de espera de dos años y medio. Después de una larga etapa trabajando a puerta cerrada para frenar la avalancha, ha conseguido reducirla a cuatro meses: «El primer futbolista que tatué fue Miguel Brito. Luego Manuel Fernandes. Con el boca a boca, acabé tatuando a Neymar, Fernando Torres, Marc Bartra, Otamendi…».
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A Bohigues le gusta hablar de «obras de arte». Y es que el concepto sobre los tatuadores ha evolucionado en las últimas décadas. Al valenciano le hizo especial ilusión que pasara por sus manos el rapero Zatu, del grupo SFDK, a quien admira: «Fue una de mis experiencias más bonitas».
Zatu, encantado, escribió una canción dedicada a Bohigues. Un tema que suena en un videoclip realizado por el propio tatuador, quien aspiraba a ser cineasta cuando estudiaba en el instituto. «Como no tenía cámara, plasmaba mis ideas en el cómic», recuerda. Lo hacía en casa de Víctor Santos, quien se ha convertido en un dibujante reconocido a nivel internacional.
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Hace más de 20 años, aquella amiga que tenía la máquina de micropigmentación cambió, sin saberlo en ese momento, la vida de Bohigues. Creciendo de forma autodidacta, el valenciano ha hecho historia en el mundo del tatuaje: «Es un aprendizaje constante».
En cualquier caso, hay un sueño que no se apaga: el de escribir guiones para el cine. Se quita el gusanillo con vídeos y algún cortometraje. Pero quiere más. En su mente, entre diseño y diseño, se cuela la idea de poner en marcha un documental mezclando sus dos grandes pasiones. Sólo es una ilusión. Pero él, precisamente, es un especialista en dibujar la realidad.
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