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Mica rastrea en un coche semi enterrado en el barranco de Paiporta mientras Manuel la observa. ADOLFO BENETÓ

«Puede haber cuerpos bajo siete metros de lodo en el barranco de Paiporta»

«Mi perra está adiestrada para buscar vivos, pero ahí marca, hay algo», señala un policía que colabora en el epicentro de la tragedia

Lunes, 4 de noviembre 2024, 00:57

Mica olisquea en un coche. Mueve la cola. Mira a Manuel. Vuelve a centrarse en el vehículo y vuelve a girarse hacia su dueño, desconcertada. Lo conoce de toda la vida, llevan haciendo juntos siete años lo que para esta perra es un juego, pero que en realidad puede salvar vidas. Pero en Paiporta va a ser complicado que esto ocurra. Al menos en el barranco de Paiporta, donde el animal ayer trabajó diez horas: «Al final está cansada y no rastrea, o lo hace y se despista».

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Manuel y Mica fueron el centro de atención cuando la perra marcó de forma insistente un coche. El hombre es un policía llegado de Palma de Mallorca, dentro de un grupo de rescate que completan bomberos y sanitarios. «Traemos material de primeros auxilios... aunque aquí lo normal es que no los usemos», comenta una enfermera mientras una grúa alza el coche que ha señalado Mica.

El vehículo estaba semi enterrado en el barranco. «Creemos que puede haber algún cuerpo debajo», aventura un bombero. Pero no. Al menos, en la primera capa. «Mica está entrenada para buscar vivos, pero ahí marca, hay algo», insiste Manuel: «Hay mucho lodo, puede haber cadáveres cubiertos por siete metros de barro».

Tal es la confianza de Manuel Mica. El policía está seguro de un animal que adoptó cuando tenía un mes. «Desde entonces está trabajando. La puse a rastrear y la premiaba dándole un juguete», comenta. Lo aprendió de un agente de la Guardia Civil que también se dedicaba al rescate con perros.

Un par de años después fue cuando Manuel se hizo con Mica. Si halla a una persona con vida, suele ladrar y mirar insistentemente a su dueño. En cambio, al estar entrenada para hallar vivos, si se trata de un fallecido suele sollozar y rascar el lugar con una pata. El animal tiene ya siete años y ha trabajado en varios conflictos.

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«Estuvo en Marruecos y en Turquía. En el segundo se confundía porque había gente fallecida que había estado viva hacía poco tiempo», precisa Manuel. Paiporta va a ser una experiencia nueva para Mica. Ya hace cinco días de la tragedia y tiene pinta de que va a ser complicado un hallazgo con desenlace feliz. Además, las jornadas son maratonianas, de sol a sol.

Como prueba, la de este domingo, que arrancó para ella a las 9 de la mañana y acabó alrededor de las 7 de la tarde. «Al final es demasiado tiempo para ella. Termina confundida. Sigue rastreando, pero se dispersa», indica el policía. También para él se ha hecho largo el día.

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Viente como voluntario, igual que Laura y David, una pareja de Alcalá de Henares que se aloja en Cullera: «Ni nos lo pensamos. Hicimos una compra de 400 euros, que familiares y amigos también colaboraron. Hemos venido a ayudar en lo que podamos el fin de semana. El lunes nos toca currar en un almacén. Va a ser una paliza, pero merece la pena».

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