Los primeros pisos del PAI del Grao, listos para vivir en unos cuatro años
La gestora del proyecto prevé empezar a construir dentro de 24 meses y contar con arquitectos de prestigio internacional para las nuevas viviendas
Fin de la vuelta de reconocimiento: la frase célebre de la Fórmula Uno es muy pertinente para fijar el aquí y el ahora del ... proyecto de urbanización del PAI del Grao, tal vez el proyecto estelar en esta materia de María José Catalá al frente del Ayutanmiento... con permiso de Metrovacesa y su promoción en Benimaclet. Hace una semana, la alcaldesa presentó con todo lujo de detalles el plan que coserá la trama urbana de la ciudad con su frente marítimo, según una propuesta del arquitecto José María Tomás para la gestora Valere-Reoco. Sus responsables aceptan en declaraciones a LAS PROVINCIAS que ese pistoletazo de salida, por seguir con la semántica del mundo del motor, significa que el reloj se ha puesto en marcha. Y que, como se desveló en la presentación del proyecto, la pretensión pasa por empezar las obras en un par de años, el escenario para que los posibles interesados en adquirir alguno de los 3.204 nuevos pisos tendrán que esperar todavía unos 18 meses según un cálculo conservador y tal vez hasta unos 24 de acuerdo las previsiones más realistas. En total, las llaves de las viviendas se entregarían dentro de cuatro años.
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¿De qué clase de pisos estamos hablando? Ya el día de la presentación se anunció la diversidad que dominará las futuras vivienda que se levanten. Habrá una torre de espectacular tamaño (42 pisos de altura: el futuro techo de Valencia) y habrá otras de dimensiones más contenidas, a partir de los 20 pisos. Del total, 2.420 serán libres, 534 de protección pública (VPP) y 250 de residencial dotacional. A esas 500 VPP se añaden 300 más que aporta el Consistorio, una potestad regulada por ley que la empresa gestora entiende que servirá para garantizar ese factor prevalente: significa (más o menos expresado coloquialmente) que habrá casas de todos los tamaños, para todos los gustos. Y si tardan hasta dos años en ejecutarse, un periodo que entra dentro de la normalidad en el sector, se debe a que en este caso la promoción apuesta por una clase de construcción «muy especial». Aluden sus responsables con estas palabras a la potente configuración de los edificios que se repartirán por todo el sector, incluyendo ese rascacielos que ejerce un poderoso factor simbólico, llamado a convertirse en icono urbano.
También en el caso de este edificio desde la promotora se aspira, como en el resto de promociones, a contar para su diseño con la participación de arquitectos de reconocido prestigio. No sólo dentro de la ciudad o de la Comunitat. También se pretende, en función de sus declaraciones, que se encargue a esa clase de profesionales miembros del linaje internacional del 'star system'. Arquitectos de la estirpe de otros que han dejado su huella en Valencia. David Chipperfield, Ricardo Bofill, Norman Foster y tantos otros estudios de índole global han puesto sus ojos en nuestra ciudad en el pasado más cercano. No es descabellado, de acuerdo con los planes de la promotora, que cuenten con sus servicios para añadir ese sello diferencial, un gesto de autoría muy particular, al desarrollo del sector. «Es una opción que valoramos», señalan la empresa. Se trata, no obstante, de un planteamiento en fase muy prematura.
«Estaremos atentos a dónde esté la sensibilidad del mercado», afirman los responsables de la empresa, Valere-Reoco
Falta además de resolver aún una serie de detalles, como avisan precisamente los promotores.El nudo que representa Serrería, con el soterramiento de la vía férrea como argumento de fondo, es el principal. Por el contrario, ni la desaparición del antiguo cuartel de Cantarranas de la Guardia Civil, ubicado en una esquina de la macroparcela de 160.000 metros cuadrados de zonas verdes, presenta una dificultad para sus planes, circunstancia que también concurre en el caso del antiguo cementerio del Grao, que quedará envuelto por la futura urbanización. Son lo que desde Valere-Reoco se considera «efectos colaterales» de una intervención urbanística de cifras mareantes: la que más vértigo produce, los 156 millones de euros que necesita para desarrollarse. «Hay tiempo», señalan en la gestora, para resolver las incidencias propias de todo proyecto, sobre todo de esta dimensión. Y para adecuar sus resultados , «como es obvio», a un principio central: «Estaremos atentos a dónde esté la sensibilidad del mercado».
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