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Vistas aéreas del centro de Valencia. antonio vera

La polémica nueva factura de la luz: «Hay que optar entre poner el aire acondicionado o comer»

Las asociaciones de consumidores alertan de que la pobreza energética se agudiza con la nueva factura

Jueves, 22 de julio 2021, 00:12

El precio de la luz marcó ayer miércoles un nuevo récord histórico: 106,57 euros por megavatio hora. La ola de calor, las ... nuevas tarifas horarias y, en especial, el propio sistema por el que el Gobierno compra la energía a las empresas, está dando lugar a unas cifras inasumibles para numerosos hogares. «Muchas familias tienen que elegir entre encender un electrodoméstico o comer», afirma el secretario general de la Unión de Consumidores de la Comunitat, Vicente Inglada, que indica que la reforma llega a encarecer la factura hasta un 25% en las casas donde no se sepa aprovechar las horas de menor consumo o que no ajusten su potencia a sus necesidades.

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«El gran problema fundamental reside en cómo está establecido el sistema para fijar el precio, más allá de los impuestos, que está claro que se pueden bajar. El tema principal es el gran beneficio que sacan las empresas en detrimento de la calidad de vida de los ciudadanos», manifiesta Inglada, que destaca que en la franja horaria de 21 a 22 horas el precio medio alcanza los 110 euros por megavatio hora.

A diferencia del pico histórico registrado en 2002, este récord ha llegado para mantenerse en el tiempo, tal y como explica el presidente de La Asociación Valenciana de Consumidores y Usuarios (Avacu), Fernando Móner. «La situación es lamentable. Todo parece indicar que se mantendrá hasta febrero del año que viene y eso el bolsillo de muchos valencianos no puede aguantarlo», afirma Móner, que recuerda que aún hay hogares que sufren los vestigios de la crisis de 2008, a lo que se ha sumado la pandemia. «No me sirve que digan que el gas está por las nubes y tampoco me sirve la bajada del IVA, que además dicen que quieren que sea temporal», agrega.

En concreto, la bajada del IVA supone un ahorro de entre 6 y 7 euros para un hogar, según Inglada. «Esa reducción no supone nada para una familia valenciana», señala el secretario general de la asociación valenciana, que insiste en que la solución pasa por modificar el sistema de subastas por el que el Gobierno compra la energía a las compañías y, por consiguiente, por el que se fijan las tarifas.

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El precio de la electricidad viene marcado por la última tecnología que entra en casación, es decir, la última usada para cubrir la demanda. «El sistema de precios hace que la retribución esté acorde a la última central que produce. Por lo que el gas y el carbón marcan el precio último de la electricidad y por eso se alcanzan estos precios», explica Antonio Miranda, experto en materia energética del Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de la Comunidad Valenciana (COIICV).

A esto hay que añadir que España es importador de energía, por lo que depende de un mercado internacional sometido a las tensiones de precio. «Los países de la OPEP no alcanzan un acuerdo para incrementar la producción como nos gustaría y, por otro lado, las reservas que venían de Rusia se han restringido y con ello los precios han experimentado una tendencia alta», puntualiza Miranda, que señala también que las reservas estratégicas de los países de Europa no están al nivel que deberían. «En lugar de estar a un 80/90%, están a un 60%. Cuando haya un aumento del consumo del gas, se espera que esos precios suban al tener un colchón menor. A esto se suma también que la emisión de CO2 marca récords históricos y las empresas trasladarán lo que pagarán de más por los derechos de emisión», asegura.

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Según Inglada, los usuarios no acaban de entender por qué la subida o la bajada del petróleo afecta a su recibo de la luz. «Alguien tiene que darle una solución a eso. Encima vivimos un momento determinado donde los márgenes de beneficio de las eléctricas es totalmente escandaloso», añade este representante de los consumidores valencianos, que insiste en que «el problema fundamental» no es que la gente utilice sus electrodomésticos en sus horarios más económicos, sino el propio funcionamiento del sistema eléctrico español.

«No se ha sabido comunicar a la ciudadanía la necesidad de establecer una nueva eficiencia energética. Tampoco se ha traslado, por parte de las autoridades, cómo se puede hacer un uso más responsable y sostenible sin afectar mucho a nuestro bolsillo. Es decir, trasladarles cómo se pueden manejar en el difícil entramado horario que se ha establecido», agrega el dirigente.

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Además de modificar el mecanismo de las subastas diarias y remodelar el sistema por el cual se establecen los precios de la energía, desde la Unión de Consumidores se aboga por incentivar medidas sociales más allá del bono energético. «Ayudas para los consumidores vulnerables dentro de lo que es pobreza energética, que ha llegado para quedarse. Hay familias que no pueden encender la luz para no quedarse sin recursos, ahora nos parece prioritario incidir en ese aspecto. Se debería también establecer medidas fiscales que favorecieran a esas familias a raíz de todos los beneficios que se llevan las eléctricas», sostiene Inglada, que alerta de que la tendencia alcista de los precios de la luz está agudizando la pobreza energética, que se agravará aún más en invierno, con el uso de calefacción y bombonas de gas para calentar los hogares.

En la misma línea se pronuncia Móner, que reclama al Gobierno «ponerse manos a la obra de manera definitiva», ya que, a su parecer, la situación se «está enquistando» para los ciudadanos y está siendo «inadmisible» para muchos. «Ahora se elige si poner el aire acondicionado, pero en invierno con la calefacción será aún peor. La luz se está convirtiendo en un bien de lujo», sentencia.

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Además de los particulares, el tejido industrial y las pequeñas empresas también cargan con el incremento de la factura, que en algunos casos llega a ser determinante para sus negocios. La Confederació d´Empresaris del Comerç, Servicis i Autònoms de la Comunitat (Confecomerç CV) considera un «varapalo» la nueva factura de la luz, que «penaliza a los pequeños comercios» que se encuentren dentro del mercado regulado.

Para estas pequeñas empresas, los tramos que se enmarcan dentro del horario comercial son los más caros de toda la tarifa, por lo que el impacto se cifra en un incremento de media de aproximadamente el 25% de la parte del consumo. La parte fija relativa a impuestos permanecería igual.

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El sector industrial, por su parte, tampoco es ajeno a este aumento, ya que aunque está apostando por las energías renovables, también está sometido a los precios que fija el sistema actual de subasta diaria, tal y como explica Miranda.

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