¿Transición?

Luego, afortunadamente, la realidad ha sido que el malhadado bicho pronto dejó de presionar, facilitando que se recuperara buena parte de la normalidad perdida. Es a partir de ahí donde se hubiera agradecido una programación más sólida y más a tono con la categoría, no sólo del monumento que es la plaza, sino de la afición que lo justifica. Pensando ya en la próxima temporada, voy a hacer una reflexion, apoyada en algo más que en percepciones, para pasar de la transición a lo que debe ser la normalidad de una plaza con la historia de la de Valencia.

Si en la corrida que cerró la temporada, bajo el formato de concurso de ganaderías, fuera de abono y con un cartel de meritorios, se registró una entrada aceptable, y en la novillada que le precedió también se apreció mayor afluencia de público, se puede entender que tomándole el pulso a la afición de estas tierras, preocupándose de estimular sus gustos y dándole el calor que, seguramente por desconocimiento del medio, ha faltado durante esta temporada, el resultado se aproximaría a lo que todos deseamos.

Hay todo un invierno por delante, que para los valencianos no es excesivo, porque ya por estas tempranas fechas el ambiente festivo se comienza a vivir en la calle. El primer acto ha sido el nombramiento de las falleras mayores que reinarán en 2023. Luego vendrá la 'crida', la llamada a la fiesta grande. Para entonces los clarines deberían anunciar que ha llegado la hora de la verdad.