Un nuevo tratamiento facilita la desinfección de las mascarillas

La necesidad de disponer de equipos de protección individual (EPI) en momentos de desabastecimiento llevó al centro tecnológico Ainia a realizar un estudio para hallar un tratamiento que permitiese descontaminar las mascarillas FFP2 y FFP3 de forma que mantuviese su capacidad para filtrar y se pudiese reutilizar con seguridad. Finalmente, ha desarrollado un protocolo que consigue ese objetivo.

El estudio, desarrollado en las instalaciones del centro en Paterna, ha permitido comprobar que un tratamiento térmico de las FFP2 logra reducir al menos un 99,9% la carga biológica contaminante y sin afectar a su capacidad de filtración. Solo hay que introducirlas en bolsas de aluminio individuales y luego tratarlas en un auto-clave a 120 grados durante 30 minutos.

El jefe de Innovación de Ainia, Andrés Pascual, incidió en la presentación de ayer que mojar una mascarilla filtrante reduce «significativamente su eficacia». De ahí que se decantasen por las bolsas de aluminio, ya que impiden el paso del vapor de agua, en lugar de métodos de descontaminación que empleen agua o líquidos. También incidió en «la disponibilidad de auto-claves en los centros hospitalarios» para esterilizar el material sanitario.

En este protocolo han colaborado la Fundación Fisabio y del Departamento de Salud Xàtiva-Ontinyent. Es precisamente en los centros hospitalarios de este área donde se han llevado a cabo los ensayos. Además, el estudio ha contado con la financiación del Instituto Valenciano de Competitividad Empresarial (Ivace).