Los bomberos recomiendan no poner compuertas antidana en las viviendas en plantas bajas

El asunto salió a colación en una reunion en el Ayuntamiento de Aldaia, donde el alcalde Guillermo Luján convocó a todos los grupos municipales y asociaciones de afectados por la dana para tratar sobre la reconstrucción del municipio. El primer edil confirmó a los presentes que la Diputación no iba a subvencionar las compuertas debido al informe.

En efecto, fuentes de la institución provincial señalaron que en su día se aprobó una moción a propuesta del grupo socialista para «estudiar» la concesión de estas subvenciones a particulares. Tras el informe del Consorcio Provincial de Bomberos, que si no lo rechaza taxativamente deja bien claro que no son de su agrado, decidieron olvidarse del asunto y volcar las ayudas en otros apartados.

Fue este miércoles, indicaron, cuando se acordó el reparto de algo más de diez millones de euros a los Ayuntamientos para la compra de mobiliario urbano. La idea es dar unos cien mil euros a cada municipio para algo que los alcaldes, según ha llegado a la Diputación, lamentan que no fuera objeto de ayudas directas.

En cuanto a las compuertas, desde la asociación de afectados de Aldaia indicaron que numerosos vecinos cuentan con ese dispositivo en la reforma de sus viviendas, algo que por otro lado se puede ver «toda la vida» en este tipo de viviendas, incluso las más antiguas.

¿Cuáles son los motivos del rechazo de los bomberos? Según dice el informe, tras la dana del pasado octubre hay un «creciente interés entre la ciudadanía sobre posibles medidas de protección que puedan paliar los daños en caso de volver a vivir un episodio similar». Fechado a mediados de mayo, ha sido ahora cuando ha trascendido la recomendación en sentido negativo.

«Por ello se está incrementando la demanda de barreras antiinundación, que no es otra cosa que una versión actualizada del clásico tablón que, encajado en guías, se colocaba en las puertas de las casa para prever posibles crecidas de agua. Estos dispositivos actuales son más versátiles, aparentemente más resistentes y según su fabricante se puede colocar en puertas de todo tamaño, ventanas, rampas de garaje subterráneo, etc», se señala.

Las dudas, más bien el cuestionamiento abierto, llega a continuación, al indicar que desde el «departamento de Prevención Operativa, aunque se considera que este producto puede cumplir con la finalidad de evitar daños en caso de inundación, tiene una serie de carencias importantes. En primer lugar, la empresa no certifica ningún tipo de homologación ni de marcado CE. Por tanto, no parece haber sido sometido a ninguna evaluación de su resistencia y que cumple con los requisitos de seguridad exigidos por la Unión Europea».

La consecuencia de esto, añaden, es que un dispositivo «como así puede generar una falsa sensación de seguridad que, ante una avenida de agua, podría evitar que se tomen medidas adicionales como evacuar la vivienda o subir a plantas más altas» con una consecuencias nefastas en caso de que se rompiera.

La otra razón esgrimida es que este tipo de dispositivos podrían «en determinadas circunstancias demorar rescates al sumarse el tiempo necesario para forzarlos o retirarlos, en caso de requerirse una evacuación urgente del personal que pudiera haber en el interior. Considerando estos inconvenientes, está por ver que las ventajas sean superiores a las desventajas, además de la ya citada carencia de homologación». La recomendación fue que no se «incentive» desde la Diputación.