Unicef lanza la campaña 'Ahora no podemos parar' para luchar contra la mortalidad infantil

La desnutrición y enfermedades como la neumonía, la diarrea y la malaria son las causas principales de la muerte de 17.000 niños cada día, todas ellas perfectamente prevenibles y evitables, con medidas tan simples como una vacuna, una mosquitera o facilitando el acceso al agua potable. En 1990, 223 millones de niños murieron antes de cumplir los cinco años, casi todos por algunas de estas causas. Una cifra superior a la población actual de Brasil, el quinto país más poblado del mundo.

Pese a la elevada mortalidad infantil, en la actualidad sobreviven más niños que nunca a la edad de cinco años , gracias a los esfuerzos mundiales por evitar las enfermedades mortales. Según los datos de Unicef, en 2013 murieron la mitad de niños que morían en 1990 y, durante los últimos veintitrés años, las intervenciones de salud han salvado la vida de más de 100 millones de niños. Según la organización internacional, la buena noticia es que es posible avanzar más rápido en la reducción de la mortalidad infantil. De hecho, las experiencias de muchos países demuestran que es posible reducir drásticamente el número de muertes prevenibles de menores de cinco años en todos los países, independientemente de cuál sea su nivel de renta.

Para continuar en esta lucha para acabar con la mortalidad infantil, Unicef ha lanzado, en vísperas de la celebración del Día Universal del Niño, el 20 de noviembre, la campaña 'Ahora no podemos parar'. La organización pide a la sociedad española su colaboración para continuar salvando vidas hasta que ningún niño muera por causas que se pueden evitar.

Los fondos conseguidos en esta campaña, que cuenta con la colaboración de la Fundación Cajamurcia, se destinarán a los programas de Salud, Nutrición y Agua que Unicef desarrolla en todo el mundo. La recaudación, que se realiza mediante el envío de SMS con un coste de 1,20 euros, equivale a una vacuna contra una enfermedad mortal o al tratamiento contra desnutrición aguda durante un día -el tratamiento completo cuesta 42 euros- por cada mensaje enviado. También permite proporcionar agua a dos niños durante una semana o siete pastillas de jabón para la higiene de toda la familia. Para colaborar en esta campaña hay que enviar UNICEF al 20028, lo que representa un donativo de 1,20 por cada mensaje o también puede realizarse a través de la página https://www.unicef.es/ahoranopodemosparar/.

Unicef actúa en más de 190 países desde hace casi siete décadas. Su labor se desarrolla en colaboración con los gobiernos, las comunidades, las organizaciones sociales, empresas privadas y agencias de Naciones Unidas, con la finalidad de apoyar acciones efectivas, dirigidas a salvar vidas infantiles en sus distintas etapas.

Red de aliados

La organización se encuentra actualmente en una situación única para avanzar en materia de supervivencia infantil porque trabaja con una amplia red de aliados, desde los responsables de tomar decisiones a distintos niveles, hasta las comunidades locales. Esta colaboración hace posible desarrollar programas que permiten mejorar todos los aspectos de la vida de un niño: vacunación, nutrición, agua y saneamiento, educación y protección, con especial atención a los niños más pobres y más vulnerables.

Las campañas de vacunación promovidas por Unicef evitan entre dos y tres millones de muertes al año causadas por enfermedades como difteria, tétanos, tosferina y sarampión. La organización, que es el mayor proveedor de vacunas del mundo, suministró cerca de 2.800 millones de vacunas para inmunizar a un tercio de los niños del mundo. En 2013, proporcionó tratamiento contra la desnutrición aguda grave a más de dos millones y medio de niños.

También durante el año pasado, Unicef repartió más de 30 millones de mosquiteras para proteger a los niños y a sus familias contra la malaria. Sólo el uso de esta medida preventiva ha demostrado poder evitar veinte de cada cien fallecimientos por la enfermedad. Igualmente, contribuyó a que 32 millones de personas tuvieran acceso a agua potable, lo que ayudó a evitar enfermedades diarreicas que causan cerca de 600.000 muertes anuales en niños menores de cinco años.