Carlos Corberán. AFP

Pobret Peter, my friend

Termina otro mercado y como diría el refranero «a buen entendedor, pocas palabras bastan»

Jueves, 4 de septiembre 2025, 01:04

¿Cuántas veces han escuchado la frase «ya hablaremos cuando cierre el mercado» al charlar con sus amigos del futuro Valencia CF? Pues el cierre ... ya ha llegado y el tiempo de hablar también. Ustedes con el café y nosotros con el periódico. Y para hacerlo desde el punto de vista periodístico –que es el que nos toca a nosotros– el análisis tiene que partir del cambio de actores principales. Por aquí voy esta semana. Aquí hemos sufrido a Anil Murthy como de director deportivo mientras Corona ejercía de eficiente felpudo y a Layhoon dirigiendo las operaciones cuando lo más redondo que había visto en su vida era una botella de vino.

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Y, para cerrar el círculo, se inventaron el 'Management local' como última trola del manual para seguir tragando decisiones desde Singapur como si no estuviera pasando. Que le pregunten al Pipo por el 'Milongament local' y los Valera, Caufriez o Dani Gomez. En fin, el Valencia de Lim. El Valencia de siempre.

Pero he aquí un cambio sustancial este verano. Primero el anuncio en mayo de la llegada del presidente ausente: Kiat Lim. El primer presidente de la historia del club que no ha pìsado Mestalla en partido oficial. Pero con él – y esto sí es constatable- la llegada de Ron Gourlay como nuevo CEO. Lo más parecido –salvando las distancias– a lo que era Mateo Alemany cuando Lim le contrató. Y, junto a Gourlay, Carlos Corberán, que salvando las distancias profesionales entre ambos entrenadores, mantiene con Ron la relación profesional más parecida a la que tenían Alemany y Marcelino. Hablo de sistema de trabajo en el club, que nadie se confunda. No estoy comparando al Valencia campeón de copa de 2019 con el que acaba de nacer hace tres jornadas. Porque, para eso, Gourlay debería tener a su disposición presupuesto para hacer un equipo Champions y eso es justo lo que no hay. En aquel Valencia, Alemany tenía autonomía y presupuesto Champions y Gourlay tiene un presupuesto futbolísticamente tercermundista. Diez millones para ocho fichajes; no se olviden.

Porque es innegable que los procedimientos –que no tiene que ver con el dinero que te dan para ejecutarlo– se parecen bastante a lo que había antes de que Murthy y Lim se cargaran al Valencia campeón del 2019. Gourlay es un hombre de fútbol que trabaja mano a mano con el entrenador y tratan de mejorar al Valencia dentro del presupuesto. No tratan de venderlo todo y agonizar en el descenso.

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Supongo que terminar el Valencia último en solitario la primera vuelta de la temporada pasada en Liga terminó también con los delirios desde Singapur. Y llegó entonces el tiempo de la cordura: sin gastar vas a palmar. Sin un equipo de fútbol competitivo bajas a Segunda División. Para ganar partidos hay que fichar jugadores buenos. Y eso vale dinero. El ABC del fútbol... salvo que vivas en Singapur.

El pasado mercado invernal ya nos dejó pistas de que Lim entró en pánico ante el posible descenso y abrió la caja de los millones para fichar a Corberán y traer a Sadiq. Y ahora, tras salvarse en equipo haciendo algo tan 'difícil' como poner dinero, ha cedido el mando de la consola a Ron Gourlay a ver si otro jugador evita el 'game over' en cada partida. Pobrecito Lim, debe ser muy duro ser el dueño de la pelota y no poder jugar porque no vales ni de utillero.

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Y tener que aceptar, por segunda vez consecutiva desde que compró las acciones, que el dinero –cosa que en el occidente futbolero tenemos bastante claro– no regala ni inteligencia ni capacidad. Solo regala pelotas, pero claro, de las que no valen para jugar al (PC) fútbol.

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